Lima, 17 ago (Prensa Latina) El presidente peruano, Pedro Castillo, aceptó hoy la renuncia del canciller Héctor Béjar, tras una intensa campaña política y mediática de la oposición en su contra, informó el palacio de Gobierno.
Expectativa por designación de nuevo canciller en Perú Gobierno pidió renuncia de canciller peruano tras arremetida.
Béjar publicó en redes de Internet un escueto mensaje en el que exclamó Vuelvo a ser libre!
El mensaje de Bellido fue celebrado como posible anuncio del relevo por el parlamentario de derecha extrema José Cueto y otros legisladores sumados a los ataques contra Béjar.
Cueto fue comandante general de la Marina y es uno de los protagonistas de la ofensiva contra el canciller renunciante, por haber recordado, meses antes de ser nombrado ministro, que agentes de la Marina fueron señalados hace casi 50 años como autores de atentados terroristas.
A ello se sumó la visita a la sede presidencial de Rodríguez, un ex canciller que integró el equipo técnico del presidente Pedro Castillo durante la campaña electoral y ya entonces era mencionado por la prensa como posible canciller; aunque al salir dijo que no había tratado ningún tema importante.
La visita coincidió con la de representantes del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea y el ministro de Defensa, mientras exmarinos y familiares de oficiales protestaban contra Béjar frente al colonial palacio de Torre Tagle, sede de la Cancillería.
Al mismo tiempo, estuvo en el Palacio de Gobierno el titular de Defensa Walter Ayala, quien, según fuentes confiables, también pidió su dimisión a Bellido ante la crisis generada por la campaña contra Béjar.
Sobre lo dicho por el canciller renunciante meses atrás, el analista Javier Mujica señaló que Béjar no mintió cuando, antes de ser nombrado canciller, afirmó que en 1975, varios años antes de que comenzara a actuar el grupo armado Sendero Luminoso, hubo una ola de atentados que entonces fueron atribuidos a agentes de Inteligencia de la Marina.
Mencionó, entre otros, los ataques con explosivos a casas de altos oficiales de la Armada y dos barcos cubanos, uno hundido, cuando estaban en el vecino puerto del Callao, y otro contra la casa del entonces agregado militar de Cuba en Perú.