Primero de diciembre. Día del educador.  

Ramiro Guerra M.    Abogado y cientista político.     

Justo y merecido el reconocimiento a los educadores, por esa noble misión de educar y formar los relevos generacionales. Cierto que hoy la educación no está a la altura del desarrollo del conocimiento y la tecnología que ha experimentado la humanidad. Sería injusto cargar culpas sobre los educadores por tal déficit. La crisis del sistema educativo no es responsabilidad de los educadores; igual que los estudiantes, son víctimas de ese desfase. Ellos hacen un esfuerzo extraordinario, pero se diluye en un medio donde los aparatos ideológicos del sistema controlados por élites de poder, son tan efectivos en enajenar, resaltando lo fatuo, la idiotez y lo trivial. Luchar contra la trivialidad por parte de los educadores, es un desafío que resulta sistémico.

Lo anterior da cuenta de la necesaria transformación que demanda nuestra educación. Es un problema en última instancia de voluntad política.

Tenemos más de cuatro décadas, de comisiones en comisiones y nada serio y concreto en torno a una reforma del sistema político. Ha sido imposible. Y lo peor, las élites de poder, han vendido, el concepto de una reforma para crear y solo formar «robots» para el trabajo. Un enfoque ausente del sentido crítico que debe ser la formación de los estudiantes e igual de los educadores. El concepto pragmático del deber ser del educando, lo desconecta de un sentido crítico y humanista. Sin embargo, y a pesar de lo señalado, justo reconocer que los educadores, aún en medio de estas adversidades y limitaciones, hacen un esfuerzo para que la nación y la sociedad, no sucumban ante la tiranía de lo trivial.

A todos los educadores, maestros todos en su día, mi respeto y admiración.

Aún en medio de la realidad descrita, sus esfuerzos son de inmenso valor, para seguir en dirección a una mejor educación pública de calidad.

Loor al educador panameño en su día.

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