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Propaganda de guerra bajo una nueva forma.|

El ejército ruso ha ganado la guerra contra los “banderistas” en Ucrania. Mientras, ‎en Occidente, la OTAN gana la guerra cognitiva contra sus propios ciudadanos. ‎La alianza atlántica ha perfeccionado una nueva forma de propaganda basada en algo ‎que hasta hace poco denunciaba: las fake news. Pero ya no se trata tanto de ‎información falsa sino más bien de información sesgada.

«El logro supremo del arte de la guerra no es someter al enemigo por la fuerza sino ‎doblegarlo sin derramar ni una gota de sangre.»‎

Sun Tzu, El Arte de la Guerra

El general francés Philippe Lavigne, jefe del «Mando Aliado de Transformación» (Allied Command ‎Transformation o ACT) de la OTAN, se encarga de supervisar las investigaciones sobre los nuevos ‎métodos de propaganda. ‎

El Mando Aliado de Transformación dispone de 21 «Centros de Excelencia». Uno de ellos es el ‎‎NATO Strategic Communications Centre of Excellence, también designado como StratCom debido a su ‎denominación de “Comunicaciones Estratégicas” [1], y tiene su sede en Riga, la capital de Letonia. El StratCom de la OTAN es el creador de una entidad ‎denominada Encrucijada de la Innovación de la OTAN (iHub), bajo la dirección del francés Francois ‎du Cluzel, ex profesor en la Escuela Militar Interarmas de Coetquidan, en Francia, y financia ‎investigaciones de la Johns Hopkins University y del Imperial College of London sobre las ‎capacidades cognitivas. Esas investigaciones abarcan todo el conjunto del campo cognitivo y sus ‎variadas aplicaciones van desde los soldados biónicos hasta la propaganda de guerra. ‎

En ‎noviembre de 2020, la OTAN produjo un informe de presentación de la “guerra cognitiva”. ‎Haga clic en la imagen para descargar ese documento (en inglés). ‎

La idea general de la OTAN es agregar a los cincos teatros habituales de operaciones militares ‎‎(aire, tierra, mar, espacio y teatro cibernético) un sexto teatro de operaciones: el cerebro ‎humano. «Mientras que las acciones desarrolladas en los cinco sectores [tradicionales] ‎‎se ejecutan para obtener un efecto sobre el campo humano, el objetivo de la guerra cognitiva es ‎convertir a cada persona en un arma», escribe Francois du Cluzel.‎

En la Primera Guerra Mundial, la propaganda de guerra se basaba en informaciones falsas ‎popularizadas por verdaderos escritores. Después, durante la Segunda Guerra Mundal, la propaganda ‎de guerra se basó más bien en la repetición de ciertos mensajes previamente seleccionados. ‎Pero, hoy, la propaganda de guerra se concibe como un acto de ilusionismo [3]. Su objetivo es conmover a la gente para distraer su atención y esconderle ‎lo que no debe ver. El público juzga lo que ve a través de la información previamente ‎seleccionada –a menudo sin interés– que se le proporciona constantemente. De esa manera, sin recurrir a la mentira propiamente dicha, ‎se logra engañar a la opinión pública. ‎

Con la guerra en Ucrania, estamos viviendo la primera aplicación de esa nueva ‎forma de propaganda de guerra. ‎

Para facilitar la comprensión de lo que acabo de explicar, presentaré aquí varias ‎informaciones que caen en la categoría de “lo que el público debe ignorar” y luego abordaré la ‎‎“cobertura” de la guerra en Ucrania por parte de la televisión estatal de Francia. Me refiero a la ‎televisión estatal francesa sólo porque es la que tengo más cerca, pero el resultado sería el mismo si ‎nos refiriésemos a ejemplos de Alemania, del Reino Unido o de Estados Unidos. ‎

Responsabilidad de los dirigentes occidentales en la guerra de Ucrania

En Occidente, la narrativa sobre la guerra en Ucrania atribuye absolutamente toda la ‎responsabilidad al presidente ruso, Vladimir Putin, y subsidiariamente a las personalidades políticas ‎y financieras de su gobierno. Pero esa versión resulta totalmente falsa cuando vemos los reportes ‎diarios de los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa ‎‎(OSCE). ‎

En efecto, los observadores de la OSCE reportaron haber oído un ataque de las fuerzas de Kiev ‎contra el Donbass, aún ucraniano en aquel momento… en la tarde del 17 de febrero. Todas ‎las agencias de prensa reportaron entonces el éxodo de al menos 100 000 civiles hacia el interior ‎del Donbass o hacia Rusia. Mientras tanto, en Munich, los principales dirigentes políticos de los ‎países miembros de la OTAN oían al presidente ucraniano Volodimir Zelenski decirles –durante la ‎Conferencia de Seguridad– que quería dotarse de armamento nuclear contra Rusia. Ante ‎esos hechos, resulta evidente que no fue Moscú sino Kiev quien inició las hostilidades. ‎

Nadie puede creer que Kiev haya iniciado esta guerra contra un enemigo muy superior sin haber ‎recibido antes ciertas garantías de parte de aliados aparentemente capaces de defenderlo frente ‎a Rusia. Y esos “aliados” sólo pueden ser la OTAN o Estados Unidos, o eventualmente otras ‎dos potencias nucleares: Francia y el Reino Unido. ‎

La primera reunión donde se presentó esta guerra como algo conveniente ‎tuvo lugar el 5 de septiembre de 2019, en la Cámara de Representantes de Estados Unidos y fue ‎organizada por la RAND Corporation –el think tank, o “tanque pensante” del complejo militaro-‎industrial estadounidense. ‎

El objetivo de aquella reunión era presentar a los congresistas dos informes titulados:‎
 Overextending and Unbalancing Russia (Sobreextender y desequilibrar a Rusia) y
 Extending Russia: Competing from Advantageous Ground (Extendiendo Rusia. Competir en ‎Terreno Ventajoso) [4].‎

La idea fundamental que se expuso aquel día en la Cámara de Representantes de Estados Unidos ‎era utilizar contra Rusia la particularidad sobre la cual ese país ha basado su defensa. Ya que ‎Rusia es un territorio gigantesco que los rusos defienden evadiendo al enemigo y aplicando una ‎‎«estrategia de tierra quemada» [lo cual impide que el enemigo que avanza en suelo ruso ‎encuentre allí lo necesario para reaprovisionarse], habría que obligar los rusos a salir de sus ‎fronteras para debilitarlos. ‎

La importancia de aquellos informes queda demostrada por un incidente que afectó a uno de ‎nuestros colaboradores, el geógrafo italiano Manlio Dinucci. Su artículo sobre ese tema, ‎publicado en nuestro sitio web [5], fue censurado ‎por su propio diario, Il Manifesto, y Dinucci se vio obligado abandonar la redacción de esa publicación ‎italiana.‎

Tres hechos demuestran la implicación de Estados Unidos, del Reino Unido y de Francia en la ‎preparación secreta de la guerra de Ucrania. ‎

A pedido de la oficina del primer ministro británico Boris Johnson, el video ‎completo donde el ministro británico de Defensa, Ben Wallace, asegura que el Reino Unido ‎lleva años enviando secretamente instructores militares a Ucrania fue retirado de YouTube y ya ‎ni siquiera aparece en los motores de búsqueda occidentales.

 El 24 de marzo de 2022 se publicó el video de una conversación telefónica de 22 minutos entre ‎el ministro de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace, y los humoristas rusos Vladimir “Vovan” ‎Kuznetsov y Alexei “Lexus” Stolyarov. Uno de los humoristas se hizo pasar por el primer ministro ‎ucraniano, Denys Shmyhal, a quien el ministro británico conoce sólo de nombre.
• El humorista ruso preguntó al ministro de Defensa británico qué tipo de ayuda aportaría el ‎Reino Unido para que Kiev se dotara del arma nuclear. El Muy Honorable Ben Wallace respondió ‎que tendría que consultar el asunto con el primer ministro Boris Johnson pero que «el principio ‎es que apoyaremos a Ucrania como amigo en cualquier opción que ustedes adopten». En una sola ‎frase, el ministro británico de Defensa echó por tierra el Tratado de No Proliferación de las armas ‎nucleares.
• Sobre los misiles antitanques Next generation Light Anti-tank Weapon (NLAW) que el Reino ‎Unido acaba de enviar al ejército ucraniano, el ministro británico admitió que no funcionan ‎bien y que también había enviado piezas de repuesto.
• Pero fue sobre todo al hablar de la OTAN, cuando Ben Wallace habló más de lo debido. ‎El ministro británico invitó nuevamente Ucrania a unirse a la alianza atlántica y de pasó reveló ‎involuntariamente que el Reino Unido ha estado enviando durante años instructores militares al ‎ejército ucraniano.
El gobierno de Boris Johnson desplegó todos los medios para ocultar, o más bien restar ‎importancia a las declaraciones de su ministro de Defensa afirmando que la conversación había ‎sido de sólo 10 minutos –fueron 22 minutos– y prohibiendo terminantemente a YouTube –ahora ‎en manos de Google– la difusión del video completo. Por demás, Londres instruyó a los medios ‎de prensa occidentales para que mencionaran sólo la cuestión de la bomba atómica y que ocultaran ‎los otros dos puntos mencionados. Es lo que siempre hacen los británicos: no negar todo sino ‎concentrarse en hacer desaparecer los temas más peligrosos. ‎

El 25 de marzo, el presidente Joe Biden llega al comedor de la 82 División ‎Aerotransportada en Rzeszow (Polonia). Durante el encuentro, Biden felicitó abiertamente a ‎los soldados estadounidenses por su actividad de años en Ucrania.

 El 25 de marzo, el presidente estadounidense Joe Biden estuvo en el Palacio de Congresos de ‎Rzeszow, en Polonia, en compañía de Samantha Power, ex embajadora de Estados Unidos en ‎la ONU y hoy directora de la USAID, y del presidente polaco, Andrej Duda. Y ya que hablamos de ‎Andrej Duda, no está de más recordar que este señor hizo que el parlamento polaco adoptara ‎una ley que niega el papel del Estado polaco en los crímenes nazis y prevé procedimientos ‎judiciales contra quien se atreva a mencionar ese tema. Pero volvamos al 25 de marzo. Ese día ‎Biden conversó con varias ONGs para elogiar su ayuda a los refugiados ucranianos y después ‎pronunció un discurso ante los soldados de la 82 División Aerotransportada estadounidense ‎estacionados en Rzeszow [6]. Luego del discurso, Biden ‎fue al comedor de los soldados y habló con ellos, sin discursos preparados ni cámaras de ‎televisión. Sucedió entonces lo que siempre sucede cuando este presidente estadounidense de ‎‎79 años se sale del guión… Biden comenzó a decir lo que no debía. Según los testigos, Biden ‎agradeció a los soldados su largo compromiso en Ucrania… oficialmente nunca ha habido ‎soldados estadounidenses en Ucrania. ‎

El general Eric Vidaud acaba de ser destituido de su cargo como director ‎de la inteligencia militar francesa, pero no por haber cometido alguna falta sino porque los ‎militares franceses enviados en secreto a Ucrania a “trabajar” con el regimiento Azov ‎no supieron describir la situación. Sus predecesores le han manifestado su solidaridad.

 El 29 de marzo, el general Eric Vidaud, director de la inteligencia militar francesa, fue destituido, ‎sin explicación oficial. Parece que anteriormente, como jefe de las operaciones especiales de las ‎fuerzas armadas francesas, el general desplegó hombres en Ucrania –en 2021 y siguiendo ‎instrucciones directas del estado mayor particular del presidente francés Emmanuel Macron– ‎para dirigir el regimiento Azov, conformado por los “banderistas” que Rusia señala como ‎neonazis. Inmediatamente después de la destitución del general Vidaud, 5 helicópteros ‎ucranianos trataron –el 30 de marzo– de escapar de Mariupol, ciudad sede del regimiento Azov, ‎cercado allí por las fuerzas rusas. Dos de esos aparatos fueron derribados y el ejército ruso hizo ‎prisioneros a varios sobrevivientes, que de inmediato proporcionaron información confidencial. ‎Oficialmente, los militares del Mando de Operaciones Especiales de Francia dependen del jefe del ‎estado mayor de las fuerzas armadas, el general Thierry Burkhard, pero eso es sólo en materia ‎de logística porque en realidad reciben sus órdenes directamente del comandante en jefe de las ‎fuerzas francesas… el presidente Emmanuel Macron. ‎

Resultado: las relaciones entre el presidente Macron y el presidente Putin se han vuelto gélidas. ‎

Cómo se oculta la realidad con
la propaganda de guerra

En Francia, el gobierno dispone de una entidad estatal –France Télévisions– que controla los canales de ‎televisión pertenecientes al Estado. Uno de ellos, France 2, tiene la mayor audiencia del país. ‎Otra entidad perteneciente al Estado, France Médias Monde, supervisa y controla los ‎programas de las radios y televisiones estatales francesas hacia el exterior. ‎France Médias Monde depende directamente del ministerio de Relaciones Exteriores y controla ‎las transmisiones del canal informativo francés France 24 en diferentes idiomas. ‎

Cuando la periodista ‎“estrella”‎ de France 2 Anne-Sophie Lapix entrevistó a ‎Andriy Sadovy (ver foto) sin darse cuenta de que estaba ante un oligarca banderista fue como si hubiese ‎entrevistado a Goebbels sin notar que era un nazi.

Para empezar, el 14 de marzo France 2 –televisión estatal francesa– transmitió en vivo un ‎noticiero con su presentadora estelar Anne-Sophie Lapix desde la ciudad ucraniana de Lviv. Ese noticiero o diario hablado reúne diariamente algo más de un 20% de la ‎teleaudiencia francesa. La presentadora Anne-Sophie Lapix mostró imágenes de destrucción y ‎de refugiados traumatizados y se paseó por toda la ciudad… pero “no vio” el imponente monumento que ‎glorifica allí a Stepan Bandera (1909-1959), el jefe de los colaboradores ucranianos de los nazis. ‎Anne-Sophie Lapix interrogó al alcalde de Lviv, Andriy Sadovy, sin explicarle al público francés ‎que ese individuo es uno de los principales oligarcas ucranianos y sin pedirle alguna explicación ‎sobre el llamado a matar rusos, incluyendo mujeres y niños, que la televisora de ese personaje ‎había transmitido el día anterior –invocando el ejemplo del SS Adolf Eichman y tampoco se precisó nunca en ese noticiero que aquella ‎transmisión era una iniciativa del propio Andriy Sadovy, bien conocido como banderista, y de ‎su esposa, quienes fueron por cierto clientes de la agencia francesa Publicis, cuyo director es ‎Arthur Sadoun… el esposo de Anne-Sophie Lapix.‎

En Estambul, Rusia planteó entre sus exigencias a Kiev la ‎eliminación del monumento erigido en Lviv que glorifica a Stepan Bandera, el jefe de los ‎ucranianos que colaboraron con la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Por supuesto, el telespectador francés –que nada sabe de los homenajes públicos a los nazis ‎realizados en Ucrania ni de las exhortaciones públicas a seguir “el ejemplo” de un oficial de ‎las SS– sólo podía sentirse conmovido ante la acumulación de sufrimientos que le mostraba la ‎televisión estatal francesa. ‎

El 13 de marzo, el periodista tártaro Fakhrudin Sharafmal se dirige a la ‎población rusa a través de la televisora propiedad del alcalde de Lviv : “Ustedes son basura que ‎debe ser barrida de la faz de la Tierra. Si un ucraniano tiene la suerte de moleros los huesos, de ‎abriros la garganta, de ahogar rusos, espero que aprovechará esa oportunidad de contribuir a la ‎causa matando al menos uno de ustedes.”‎

El 25 de marzo, France 24 –la televisora informativa del Estado francés para el exterior– ‎abordaba en sus transmisiones en inglés el video de los humoristas rusos con el ministro ‎de Defensa del Reino Unido Ben Wallace. Siguiendo instrucciones de la oficina del ‎primer ministro británico Boris Johnson, la televisión del ministerio de Exteriores de Francia bromeó sobre las ‎declaraciones de Wallace sobre la bomba atómica, pero sólo para ocultar sus confesiones sobre la ‎ineficacia del armamento antitanque británico y, sobre todo, su involuntario reconocimiento de la presencia ‎de instructores militares británicos en Ucrania desde hace años. La periodista que comentó el ‎asunto presentaba a los humoristas rusos como “youtubers” –en realidad trabajan para el canal ‎NTV– con lo cual ocultó deliberadamente que ambos humoristas rusos están censurados por YouTube en el país de ‎la famosa 1ª Enmienda y de la libertad de expresión. ‎

‎La campaña alcanzó su punto culminante el 31 de marzo con el noticiero de France 2 . France-Télévision, que hasta entonces había negado el carácter ideológico del ‎regimiento Azov, transmitió ese día un reportaje sobre esa formación. Dijo que en 2014 se habían ‎infiltrado en ella elementos neonazis, incluso citó a uno de sus fundadores –el neonazi Andriy ‎Biletsky– pero acabó diciendo que finalmente el regimiento Azov había cambiado para convertirse ‎en una respetable “Fuerza de Defensa”. Además, France 2 evitó cuidadosamente mencionar o ‎citar a otro de los fundadores del regimiento Azov, Dimitro Yarosh, agente de la OTAN y ex ‎coordinador de la alianza de neonazis europeos y yihadistas del Medio Oriente contra Rusia ‎‎, hoy convertido en consejero especial del jefe de ‎las fuerzas armadas ucranianas . ‎

La televisión estatal francesa France 2 cita al neonazi Andriy Biletsky como ‎jefe del batallón Azov en 2014. El viceredactor-jefe de France 2, Arnaud Comte, autor del ‎reportaje, “no tuvo tiempo” de precisar que Biletsky, quien se hace llamar “el Fuhrer Blanco”, ‎fue nombrado teniente coronel y condecorado por el anterior presidente ucraniano, Petro Porochenko, antes de ‎fundar un partido político que reclama una limpieza étnica en Europa central. Tampoco dijo que Biletsky fue electo como ‎diputado neonazi al parlamento ucraniano.

France 2 mencionaba en el reportaje un viejo informe de la ONU sobre la práctica de torturas ‎por parte de los miembros de Azov, pero silenciaba otras declaraciones más recientes de ‎las Naciones Unidas sobre ese asunto y el descubrimiento de cárceles secretas creadas por el regimiento Azov en Ucrania. El reportaje tampoco explicaba el papel de los banderistas como ‎colaboradores de la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial y reducía el peligro a unos ‎‎3 000 o 5 000 de esos elementos, a pesar de que la agencia Reuters aseguraba que hay ‎‎102 000 banderistas en las numerosas milicias incorporadas a la Defensa Territorial ucraniana.

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