El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Ramiro Guerra M. Abogado y cientista político
Su última aparición, en la asamblea nacional, rendirá un informe de la gestión al frente del ejecutivo.
¿Será repetitivo como siempre? Llegará a la asamblea con un nivel de credibilidad pocas veces visto en los últimos lustros. Terrible esa comparecencia, sobre todo por ese estigma de favorecer intereses antinacionales, de firmar un contrato con First Quantum, minera cobre Panamá, que violó la constitución nacional en más de 25 artículos.
¿Dirá algo sobre la abultada deuda externa con qué terminará su presidencia? Esa deuda es un escándalo que le pasará factura al pueblo, en el próximo período presidencial; ¿hablará sobre la abultada informalidad y la estrella estrellada de la educación?
Seguramente endosará al próximo gobierno, la promesa incumplida de arreglar la crisis de la caja de seguro social, sobre todo el programa de invalidez, vejez y muerte.
Vendrá, con el discurso de la pandemia y la guerra de Ucrania como las causas de una bajísima productividad en su gestión.
Saldrá a relucir como un gran punto, el tema de los programas asistenciales como los vales solidarios que no sacan a nadie del círculo de la pobreza. También el tema de una fuerza laboral joven, crítica de su gestión, en tanto la ineficaz política de generar empleos.
El presidente, comparecerá a la asamblea, con un rosario de desaciertos y cuentos; veremos a los diputados aplaudir al mejor estilo de la sociedad del 10 de diciembre, una organización de lúmpenes y oportunistas que, tenían la responsabilidad de aplaudir al Napoleón Luis Bonaparte donde quiera que, éste se presentará.
Como dijo el general Omar Torrijos, díganme lo malo, que lo bueno ya lo sé.
Lo que el presidente si ha dejado muy claro, es su reiterativa política de no aceptar críticas y menos hacerse autocrítica. Cualidad que es propia de gobiernos, excesivamente sensible a estos métodos autocráticos y arbitrarios de gobernar.
Se comprometió a resolver lo pertinente al excesivo régimen presidencialista, pero fue un dechado de todo lo contrario. La participación ciudadana totalmente anulada e ignorada.
Somos de la opinión, que el gobierno y el presidente, dejan embarcada a la nación en graves y serios problemas. No estuvo a la altura de los desafíos que tiene el país.
Bien pudiésemos endosar la frase lapidaria del 18 Brumario, «que salimos de una tragedia para terminar en una comedia de gobierno».
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