Por: Gonzalo Delgado Quintero
Si, a quienes durante más de 40 años nos dicen que la empresa privada es lo máximo, debemos entenderlo muy bien, eso es solo para los socios y dueños. Los demás, son empleados, trabajadores, llamados eufemísticamente “colaboradores”, y ante una situación como esta pandemia; te botan, incluso Panamá que tiene una de las mejores leyes laborales del mundo a pesar de las reformas “trapicheras” al Código del trabajo, estos mismos empresarios ahora están tratando de hacerle reformas y dicen que temporales, como si este catarro del COVID-19, fuese a desaparecer de un momento a otro, esto continuará y no se tiene precisión hasta cuándo. Lo que no debe continuar es la deshumana poca solidaridad, de quienes acumularon durante treinta años una formidable riqueza que no comparte, ni pagan impuesto siquiera, aún mantienen intacto el poder económico y que ante cualquier crisis que afecta sus ganancias, lo único que se les ocurre es botar a la gente a pesar de los aportes y subsidios que los Estados les están haciendo, incluyendo sectores que no son productivos y que se dedican a la especulación.
En el caso de Panamá el gobierno les está dando 3 mil millones, sin embargo, siguen destituyendo y los muy sinvergüenzas empresarios descarados, pretenden quedarse con la plata del Estado y no aportarle nada a los trabajadores. En conclusión, no hay un imbécil más grande que la persona que siendo pobre y ahora desempleada siga defendiendo al empresario avaricioso y explotador porque, en algún momento le dio migajas y ahora que lo botan lo acepta, justificando que es por la pandemia y que espera que lo reintegren. Dónde queda el compromiso de ese patrón con la sociedad que a través del Estado lo asiste financieramente y los exonera de pagar impuestos. Se jactan y presumen de hablar de compromiso social empresarial. Los últimos dos gobiernos de empresarios Martinelli-Varela, además de robar y atracar al erario público de una manera atroz, lo que dejaron fue pobreza y compromisos con los préstamos internacionales, hechos con las agencias de créditos sin necesidad de hacerlo, y hoy esa pesada carga nos impide como país, poder asumir compromisos sin poner en peligro la soberanía del país.
Dejaron deudas que había que pagar, pero sobre todo dejaron casi un 50 % de la actividad económica en la informalidad y a eso se debe, en gran medida, que la gente tiene que salir a buscar lo suyo para comer y de alguna manera esa es una razón adicional que ha disparado el alto contagio social en el área metropolitana.
Esa es una desgracia que, es el resultado de una acumulación que aunado a esta década perdida debe sumarse las otras tres décadas de neoliberalismo que destruyeron todo vestigio de política o criterio de Estado benefactor y por tanto no ha quedado base alguna para hacer frente, no sólo en Panamá, sino en casi todos nuestros países en América Latina, a la pandemia porque, nos quitaron los sistemas nacionales de salud que habían surgido desde Alma Ata en la década del 70 y que en Panamá impulsara Omar Torrijos quien fue asesorado por el Dr. José Renán Esquivel.
El Lema de “Salud Igual para Todos” nació en Panamá y fue copiado entonces por la OMS, solo le quitaron la palabra igual.
En conclusión; destruyeron las estructuras de salud, hicieron de las enfermedades un negocio, monopolizaron la fabricación de medicamentos a tal grado que desaparecieron nuestros laboratorios porque decían que era competencia desleal porque eran del Estado (CSS). Y controlaron el poder a nivel mundial, redujeron la intervención de los Estados a su mínima expresión, por lo menos en nuestras latitudes y ahora que vino la pandemia, sueltan todo, salen como cobardes que son, huyendo, se esconden, piden en el caso nuestro, 10 mil millones y encima cuestionan y le piden al Estado (gobierno) que resuelva solo el problema y como colofón y broche; botan a los trabajadores. Por todo eso, está muy claro que, la nueva normalidad no es retornar a las mismas aberraciones y que nuevamente vuelva el mismo perverso sistema neoliberal. Tenemos que, entre todos, sobre todo con los que hoy sufren toda clase de carestía, construir una economía más humana, y un sistema social que dignifique a todos los panameños y no solo a cuatro bellacos que se dedicaron a asaltarnos y a robarnos nuestro futuro y dignidad.
El autor es periodista, escritor y analista político
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