¿Qué Se Espera De Un Gobierno Que Menosprecia El Orden Constitucional?   

Por Ramiro Guerra.          Abogado y cientista político.          Septiembre de 2023.

 

Desde la coyuntura de la pandemia del Covid 19, el gobierno nacional se ha conducido de tal manera que, ha concurrido a debilitar el estado de derecho. En esa coyuntura, el título tercero, relativo a derechos fundamentales, fue pisoteado a diestra y siniestra. Tanto funestas fueron tales violaciones que se llegó al extremo de dividir a la población, consagrando pautas discriminatorias y exclusiones ofensivas.

Hoy, comportamientos similares se vienen observando con relación al tema del contrato que firmó el gobierno con First Quantum. Tanto la empresa y el gobierno se han volado la cerca con jonrones de ilegalidades e impunidades a la vista y NO PASA NADA.

Justicia selectiva y discriminatoria; los ejecutivos de la empresa minera y funcionarios de alto niveles que alcanza al presidente y otros, son intocables. Un procurador mediatizado y que se resiste a abrir investigación en torno a delitos consumados por esta empresa y funcionarios cómplices.

Pero, lo más grave de toda esta parafernalia de una justicia mediatizada es que no resuelve, en tiempo razonable, recursos que, se interponen contra actuaciones arbitrarias. El tribunal europeo de los derechos humanos, ha señalado que una justicia que no resuelve en tiempo razonable, no es justicia.

Hay acciones de amparo interpuesto durante la pandemia que, a la fecha, no han sido resueltos y finalmente pasarán al archivo del cementerio de acciones y recursos que dichos tribunales, dejaron para el año de la calenda griega.

Cierto, la administración política del estado es un problema, pero lo es más, un órgano judicial nada diligente y oportuno en decidir en derecho.

En la teoría clásica, del estado moderno, los tribunales son los responsables de frenar la arbitrariedades y abusos que provienen de los otros órganos del estado.

Con sus fallos, deben velar por el mantenimiento del equilibrio, en el marco de la norma suprema y la ley. Pero desafortunadamente no es así. Estamos sumergidos en la aberración de primero lo político y después la justicia.

El país naufraga entre Escila y Caribdis que vienen haciendo sumergir o hundir el barco del estado de derecho y la maltrecha democracia.

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