Por: Ramiro Guerra.
Abogado, escritor y cientista político.
En el siglo pasado, década de los ochenta, la caja de seguro social, resolvió invertir en el negocio de hipotecas de vivienda para el sector medio y popular de la sociedad.
Se trataba de una inversión millonaria, que en concepto de retorno, le generaría a la caja del seguro social, sumas millonarias.
Los bancos privados, que sumaban de tres a cuatro, que controlaban ese tipo de negocios, pegaron el grito al cielo.
Algunos casos de corrupción, como el uso de pseudo empresas para robarse dineros de la caja de seguro social, fue instrumentalizado por esos bancos, para montar una furibunda propaganda contra la inversión en el negocio de viviendas con hipoteca.
Recuerdo, que en ese affaire, el ex contralor Damián Castillo Durán, me dijo que; aún con esos escándalos de corrupción, la inversión que se aprestaba la caja del seguro social, era altamente rentable.
A pesar de lo anterior, esos bancos que ejercían y ejercen casi el monopolio de ese tipo de inversiones, siempre se han opuesto a que la caja de seguro social, entre a ese tipo de mercado. La razón fue y hoy es obvia, las ventas con hipotecas, la caja de seguro social, la haría a una tasa de intereses, por debajo de esos bancos que en aquel entonces estaba por el 18% anual y el programa de la CSS lo estipuló en 9%, haciendo que los sectores medios y los trabajadores, pudieran tener acceso a tener una casa propia, además de que el plazo que tenían los bancos en ese entonces era de 20 años, y la CSS los dispuso en 30 años, además que, en la banca privada solamente contaba el ingreso del que pedía el préstamo y en la CSS, se abrió y se pudo incorporar lo que ahora se llama el ingreso familiar de todos los que vivirían en la nueva vivienda, todos estos criterios que revolucionaron el mercado hipotecario se lo debemos a la CSS pero, eso fue suficiente, para que se le pusiera la proa para destruirlo por parte del cartel bancario hipotecario.
En aquella época, uno de los militares que se hizo del poder, hizo mancuerna con esos sectores financieros para tumbarle el negocio a la caja de seguro social.
Son los mismos que hoy, en su propuesta de reforma a la ley de la caja de seguro, ley 163, eliminan la cartera de préstamos personales y hipotecarios de la caja de seguro social.
Uno de los defensores del proyecto de ley 163, tiene vínculo muy cercano con un alto ejecutivo del banco general, que fue uno de los bancos que sabotearon la inversión arriba mencionada de la caja de seguro social.
También son los mismos, que se asustan cuando se plantea, que la caja de seguro social, invierta en el negocio bancario sobre todo el hipotecario.
Es evidente que el proyecto de ley 163, es la expresión de un gran negocio, de la fracción financiera de la oligarquía.
Como dijo Omar Torrijos, cuando dio al país, un nuevo Código de trabajo, bien pendejos si los trabajadores se dejen quitar el código de trabajo. Ahora bien, pendejos somos, si dejamos que usen nuestros dineros para esa oligarquía financiera haga negocios.
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