Por: Ramiro Guerra M. Abogado y Cientista Político.
Después de dos años, la letanía de escuelas y colegios que requeriam mantenimiento.La misma correderia de siempre. Es un mal para nunca acabar. El mantenimiento de los centros de enseñanzas, no puede ser un tema de » vamos a reiniciar clases y hay que reparar». El mantenimiento preventivo no puede operar de esa manera. Dos años tuvo el gobierno, para hoy no andar en eso apuros. Veamos otro problema de extrema gravedad. Bien, regresan las clases presenciales.
Miles de estudiantes y docentes. ¿en qué condiciones? Alto niveles de precariedad y como lo señalan médicos de salud mental, una población afectada por la angustia e incertidumbre, que ha dejado el covid 19.
Desempleo, carestías alimentaria, cuadros depresivos, sobre todo en nuestros niños y jóvenes , que de seguro se incorporan , marcado por este tipo de síndrome. Me imagino, que para el docente, la carga laboral y psicológica, de lidiar con estos problemas , será mayor y complicada. Ojala el ministerio de educación, asuma la responsabilidad de fortalecer la orientación y consejería mental, en todos los centros de enseñanzas. Se va a requerir de mucho apoyo de esta disciplina, a cual no escapan los educadores y sobre todo los maestros. Claro que celebramos el reinicio de clase presencial, pero ojo, por mirar los árboles, quedamos enredado en un laberinto educativo. Se regresa a clase , con un atraso de dos años, con lo mismas guías didácticas de un modelo educativo que ha hecho agua.
Salvo alguna que otros avances, como el de la guía hacia una orientación sexual científica. Mi señora, educadora de profesión, me dice, el gobierno celebra mucho lo superficial, de que si repararon un 80 por ciento de las escuelas y parece ignorar que la crisis de la educación , agravada por el covid, es de tal calado, que no tiene parangón en la historia. Claro, que es un punto positivo el reinicio de clases presenciales, pero los problemas de fondo hoy son mas grave y el recurso humano con que se habrá de lidiar, afectado por una complejidad de problemas y situaciones, que harán de la relación educador- educandos y padres de familia, algo muy complejo. No se trata de regresar por regresar.
La crisis debió servir, para dar pasos en dirección a una mayor calidad de la educación. Recuperar el tiempo perdido, lo que significó y dar los saltos de calidad, es un desafió que orilla lo revolucionario. Echar para adelante, no queda de otra. A la comunidad educativa, le auguro lo mejor y abordar los desafíos con optimismo.
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