Por: Eduardo A. Reyes Vargas
La religiosidad está extendida por el mundo.
Todos en alguna forma, salvo los gnósticos y ateos, la practicamos.
Sin embargo, el practicante de cualquiera religión debe saber separar el mensaje sincero de su líder religioso, de la persuasión psicológica para la manipulación.
Muchos son expertos en esa persuasión manipuladora. Y de ella pueden aprovecharse para un bien particular.
La historia nos indica cómo en ocasiones esa persuasión sutil se constituye en una herramienta de sometimiento que en algunas ocasiones acarrea grave problemas hacia él o la que practica su religiosidad con fe.
La prensa no descansa de publicar todo tipo de abuso y aberraciones que algunos líderes religiosos han cometido con su comunidad en el pasado y en el presente.
El rendir culto al Dios en que creemos no es rendir culto a quién dice ser su representante y solo usa la religión para todo tipo de anomalías.
Por ello el súbdito religioso debe reflexionar, estudiar y ponderar si el mensaje que se les otorga lleva un buen sendero o es una simple manipulación que los puede conducir entre otras emociones a delirios místicos entidad considerada psicopatológica.
También orientadores religiosos como lo ha informado la historia, abusan de alteraciones mentales sencillas o severas de sus seguidores para manipular a quién dicen servir.
Religiosidad exigen estar alerta y no ser cándido.
Quienes dicen ser guías, pero son esclavos del dinero exagerado, del confort, la codicia y otras desviaciones, utilizando a sus creyentes son los que debemos abandonar antes de ser víctimas.
Practiquemos nuestra fe pero seamos personas reflexivas e ilustradas.
Algunas de las características más expuestas por Cristo, fue la humildad y la pobreza.
Otros que dicen ser sus seguidores y líderes lo olvidaron
Muestran signos de opulencia frente a sus “ovejas” sumidas en pobreza.
La propia iglesia católica a la que pertenezco, ha alertado a sus creyentes en torno algunas manipulaciones que nada tienen de cristianas.
La religiosidad debe estar sustentada en la fe y en la práctica de sus preceptos. No es una moda social que en ocasiones está llena solo de apariencias.
“Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. “lobos disfrazados de oveja”. ‘¡Cuídense de esos mentirosos que dicen hablar de parte de Dios! Por los frutos los reconocerán”.
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