Por: José Dídimo Escobar Samaniego
El gobierno nacional, pasada esta primera fase de la crisis, debe proceder, porque así lo exigen las actuales circunstancias, a revalorizar y en algunos casos a recuperar los bienes patrimoniales objeto de concesiones que resultan infructuosas y leoninas para la república.Ferrocarril
Tal es el caso del Ferrocarril, del cual el país no recibe casi nada de utilidad, mientras que los concesionarios, han tenido 25 años de disfrute de muchos millones que, ni siquiera pagan impuestos. La inversión fue muy poca mientras que el Estado se despojó de un recurso estratégico por todo este tiempo, en el que acumularon los privados, más de cinco mil millones y al país le quedó sólo el olor. Si se ausculta quienes son los panameños beneficiarios de este negocio, los panameños nos sorprenderíamos.
Es necesario que el Estado vuelva a recuperar el ferrocarril y no sólo eso, sino que pueda construir otro ferrocarril paralelo al actual para poder desarrollar una capacidad logística y de transporte de contenedores que hoy estamos deficitarios y de la cual salen millonarios recursos para enfrentar inversiones sociales y públicas que, el país requiere con urgencia y que no podemos seguir endeudándonos.
Puertos
Todas las concesiones portuarias deben ser revisadas y a todas, después de muchos años en que se les exoneró impuestos, deben empezar a pagar los impuestos correspondientes, porque igualmente, los concesionarios portuarios son los que ha disfrutado de la riqueza nacional y no sus dueños, el pueblo panameño, a quien pertenece. Si se resistieren, al pago de su responsabilidad fiscal, entonces el Estado tendría el deber de recuperar inmediatamente las concesiones.
Oleoductos y gasoductos.
Personalmente, hace como cuarenta años, hice un recorrido desde los tanques de Arraiján hasta Colón, en el recorrido del oleoducto que para el trasegado de combustible instalaron los norteamericanos, según me informaron, alrededor de la segunda guerra mundial. Cuando el Canal y su zona adyacente retornó a Panamá en virtud de los Tratados Torrijos Carter, sin embargo, esa infraestructura, nunca fue rehabilitada, ni cambiada por otra más moderna y me han informado que sus tuberías permanecen, la mayoría expuestas a la superficie o soterradas.
Construir un moderno oleoducto nos haría competitivos a los efectos de brindar el servicio de trasegado de petróleo de atlántico al pacífico y viceversa y ello representa un gran negocio que le pertenece a los panameños y que ya los norteamericanos lo tenían para sus propios propósitos oficiales.
El caso de construir un gasoducto, es imprescindible, dado que el transporte de gas en naves por el Canal pudiera representar un mayor peligro, no obstante, si ese gas se transportara por gasoducto, no solo se saldarían los aspectos de seguridad, sino, además, una ganancia importante que representa el transporte de ese combustible que es menos contaminante y más amigable con los compromisos de sostenimiento ecológico que ha asumido el país.
Estas dos actividades y el ferrocarril en manos del estado, vuelven más competitivo al Canal, sobre todo cuando nos enfrentamos a una competencia cada vez más férrea en otras latitudes y generan los recursos necesarios para mantener una alta inversión social que requiere la nueva política económica de generación de crecimiento y desarrollo económico con igualdad.
Construir por cuenta del Estado, una nueva refinería por un tema de seguridad nacional.
Me parece prudente que el gobierno negocie prontamente la instalación de una refinería, cerca de donde estuvo la anterior para ahorrar en el transporte del combustible que desde el Golfo Pérsico, Venezuela o desde USA podría refinarse. Negociar la instalación de una empresa que produzca fertilizantes como subproducto del petróleo.
Atraer laboratorios Internacionales para que se instalen en el país, aprovechen nuestras facilidades.
Atraer a los grandes laboratorios de medicamentos para que, se instalen en el país y nos podamos beneficiar de compras directas por parte del estado y sin intermediarios especuladores como nos ha ocurrido toda la vida. Y porque no, que USA nos pague 10,000 por cada Kilo de droga incautado por nuestras autoridades, ya que el gasto médico en USA para tratar la adicción supera los 600,000 mil millones de dólares y nuestro presupuesto nacional, parte importante lo asignamos a enfrentar el narcotráfico y a eliminar droga que va dirigida a destruir la juventud norteamericana, sin que recibamos algún grado de compensación por protegerlos a ellos, aunque su economía no es la misma que la nuestra y sacrificando e muchos casos aspectos de nuestra propia seguridad por contribuir con su propio interés.
Las minas de minerales metálicos
La extracción de minerales metálicos como el oro, cobre, cobalto y otros que actualmente explota sin derecho alguno y desde 2017, cuando fue declarado inconstitucional el Contrato de concesión, Minera Panamá o First Quantum Minerals Limited, es un escandaloso atraco a bienes públicos en los que la empresa, según libros invirtió según informes oficiales de la autoridad canadiense que regula la actividad minera de estas empresas, por 1800 millones de dólares, (acá dicen que su inversión es de 6,700 millones que precisamente no constan en sus declaraciones en la autoridad de Canadá, sustraen diariamente un promedio de diez millones de dólares diarios en mineral que, se llevan hasta Canadá para terminar de procesarlo, separarlo, refinarlo y convertirlos en lingotes de la más alta calidad.
A lo largo de la explotación ilegal de la concesión, la minera ha podido extraer un valor de más de 10, mil millones de dólares, sin que a la república le toque, solo migajas. Ese valor debe ser restituido a la república de Panamá, porque no existe ningún fundamento de derecho que pueda justificar tal apropiación.
Se estima que el valor de la mina de oro puede alcanzar una suma superior a los 120 mil millones de dólares que, partidos en partes iguales, si se llegara a generar un nuevo contrato con la empresa Minera Panamá, la república podría recibir casi 2,000 millones de dólares anuales, suma que es similar a los ingresos directos que ofrece actualmente el Canal.
Si se suma los ingresos del Canal, los puertos, el Ferrocarril, el oleoducto, el gasoducto, y la concesión minera, podríamos estar hablando de más ocho mil millones de dólares anuales directos al estado como un fondo de inversión que, utilizado racionalmente, puede sacar al país del hueco en donde está ahora, con una deuda pública de 47 mil millones de dólares.
Nosotros no tenemos por qué ser un país de limosnero, teniendo toda riqueza imaginable, solo falta la disposición y la fidelidad de nuestros líderes para reconstruir un país de verdaderas oportunidades para todos.
Que Dios nos ayude a que podamos caminar por el camino de la dignificación de todos los panameños.
¡Así de sencilla es la cosa!
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