En memoria del amigo y maestro, Rómulo Escobar Bethancourt, quien murió con mucha tristeza, y a los miles que no aparecen, cuyas carnes y su preciosa sangre abona el destino promisorio y de alegría infinita que nos espera.
José Dídimo Escobar Samaniego
Michael Kosak
General Omar Torrijos y Rómulo Escobar Bethancourt jefe de las negociaciones con EE.UU. sobre el Canal
Una sensación de impotencia profunda, como cuando a un joven se le deja el cuidado de su hermana menor, y llegan a la casa trúhanes y lo amarran y violan a su hermana delante de sus ojos, y se drogan, se emborrachan y se sacian y queman tu casa y se van, como si nada. Así nos sentimos muchos de los patriotas.
Lágrimas de dolor y tristeza insondable, por haber visto tanta muerte de compatriotas inocentes, tanto destrozo junto. Ver a un país entero mancillado y envilecido por quienes ejercían una fuerza descomunal, movidos por intereses oscuros y usando pretextos fabricados.
En Panamá, hace 34 años, experimentaron al último bombardero furtivo que después lo emplearon en Irak.
Viajé a Buenos Aires, Argentina con Rómulo Escobar Bethancourt, 20 días antes del 20 de diciembre. Allí compartimos con Don Jorge Antonio, Albacea de Perón, con el diputado Cafiero del Partido Justicialista, un día entero con el expresidente Arturo Frondizi, en su residencia y con figuras connotadas de la vida política argentina. Estuvo con nosotros Eligio Salas, nuestro embajador y su esposa “Chachi”. Fue el último viaje de Rómulo al extranjero en el que tuve el privilegio de acompañarlo. Al final de las jornadas extensas, buscando solidaridad, para evitar la invasión que planeaban los norteamericanos, Rómulo me confesó los detalles del acuerdo que había negociado con Michael Kozak y que consistía en que el General Manuel Antonio Noriega, aceptó retirarse del mando de las Fuerzas de Defensa, y concluyó eso porque dijo que si él era el problema, para que Estados Unidos no siguiera aturdiendo al país con todo el bloqueo y la guerra de baja intensidad que nos aplicaron, donde habían destruido nuestra economía, él se iba y se fue a Santo Domingo, donde vivía su hija Sandra casada con el hijo de un general dominicano.
A pocas horas de haberse ido Noriega, por una filtración mal intencionada y pérfida, se envalentonó la cruzada civilista, y pidieron sangre y venganza y salieron a la calle a cantar victoria y obligaron a desandar el acuerdo que buscaba restablecer la paz interna y un proceso que terminaría con un llamado a nuevas elecciones en 1990, sin Noriega en el escenario, pero preservando a las Fuerzas de Defensa bajo un nuevo liderazgo.
Queda claro que, a los intereses de Los Estados Unidos, del gobierno de Bush padre, no le interesaba la ejecución de ese acuerdo que era contrario a la línea de Elliot Abrahms, y al resto de los halcones de Washington, porque las pretensiones de ellos, era demostrarle al mundo su potencia, su poder de fuego y alinear por la fuerza el control geopolítico conforme la plataforma ideológica desarrollada desde el documento de Santa Fe I y 2.
Desde la visita de Poindexter y Oliver North, habían invertido muchos recursos en satanizar a Noriega, y si ahora desaparecía del escenario, perdían el poder explosivo que congregaba la justificación de su causa. Por eso ejecutaron el aborto del acuerdo logrado entre Rómulo y Michael Kozak, porque sus planes eran invadir a Panamá y nos sorprendieron en medio de la nocturnidad alevosa y sabiendo que, todos nos aprestábamos, sin malicia alguna y con una proverbial inocencia a celebrar la navidad, que resultó, ser la más sangrienta, dolorosa y triste de nuestra historia, porque corrió la sangre generosa de miles de inocentes, y después de la muerte, quedó la fetidez y aún el luto, que aunque no lo reconozcan, está allí, aún.
Panamá, aún sus fuerzas armadas, no representaban en lo absoluto el más mínimo peligro o desafío para la seguridad nacional de Los Estados Unidos de Norteamérica., pero era necesario para los Halcones de Washington, golpearnos de la manera que lo hicieron, para demostrarle al mundo lo que le ocurriría a los que no obedecieran sus dictados. Fue un periodo oscuro, del que no han salido los norteamericanos, porque lejos de ello, cada día sale a relucir lo oculto y las verdaderas razones que movieron y siguen moviendo el desenvolvimiento del verdadero poder en Washington y sus desmanes en el mundo.
A 34 años de la cruel invasión a Panamá, Estados Unidos de Norteamérica no es la primera potencia económica, ni juega solo en el escenario mundial, pero por falta de entereza, dignidad y patriotismo de quienes nos han gobernado y nos gobiernan, siguen dando las órdenes internas y seguimos el suplicio y la angustia de la indignidad y la vileza.
Tal es la ausencia de la independencia que; ni siquiera han tenido la hidalguía para enfrentar una empresa minera que también tiene capital norteamericano y de otros países que pretenden destruir al país con tal de llevarse el oro y otros valiosos minerales y ahora conspiran con la empresa para que continúen sus operaciones a pesar de la segunda sentenciade inconstitucionalidad en seis años que la empresa y el gobierno se ingenian para desacatarla.
Desde el 20 de diciembre de 1989, ese fue el instante en que determinaron asesinar a tantos compatriotas inocentes, para saciar sus pretensiones de poder y hoy continúan acechando al pueblo panameño, para dar el zarpazo y robarnos nuestro rico patrimonio nacional.
¡Que el Dios de Paz, nos haga Justicia y nos extienda su inmensa misericordia!
¡Así de sencilla es la cosa!
(No hay nada oculto que no haya de salir a la luz)
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