Por: José Dídimo Escobar Samaniego
El día que se haga justicia verdadera y se investigue a fondo, toda la trama de la corrupción de Panamá, es posible que no quede piedra sobre piedra.
Nuestra condición actual está descrita en el capítulo 59, versículos 14 y 15 del libro Profético escrito por Isaías hace 2750 años atrás y dice: “Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir.
Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho”.
Es menester que nos volvamos de los malos caminos en que hemos andado, y que, restablezcamos los valores y principios de vida que nos pueden garantizar un destino decoroso, con dignidad y decencia. Porque en la laguna purulenta en donde estamos inmersos, no nos vino, sino por andar desoyendo el consejo sabio y dejándonos tentar por los deseos de la carne, entre ellos, el amor al dinero y a las cosas, antes que a Dios, nuestro Señor y a nuestros hermanos.
La Gracia de Dios, nos permita abrir un camino nuevo, que deje atrás la angustia de vernos devorados por la avaricia, el desenfreno y la procacidad.
Es el tiempo de la restauración de nuestros muros y de acabar con la indignidad y la ignominia.
¡Por un país decente y una patria para todos!
¡Así de sencilla es la cosa!
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