El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: José Dídimo Escobar Samaniego
El sórdido grupo de Lima, creado para encubrir acciones funestas en nuestro continente, le ha llegado oportunamente sus exequias y la hora del panteón.
La semana que acaba de pasar, Héctor Béjar, canciller recién nombrado por Pedro Castillo en el Perú, ha expresado una excelente posición en la que anunció la retirada de su país del Grupo De Lima pues su gobierno encabezado por Pedro Castillo no está de acuerdo en la injerencia externa en los pueblos libres de la Patria Grande y en la que expresó: «…condenamos los bloqueos, los embargos y las sanciones unilaterales que solo afectan a los pueblos y respaldamos plenamente el libre y autónomo derecho de cada pueblo a mantener libremente y sin obstáculos el intercambio comercial…»
Los gobiernos de Argentina, Bolivia, México también han expresado su satisfacción por la desaparición de este mecanismo injerencista que en nada contribuye a salidas políticas y negociadas en los problemas que se ventilan en nuestro continente latinoamericano.
La esterilidad acompañó al Grupo de Lima que, no pudo concretar ninguna alternativa que no fuera la cohonestación de acciones infames contra la soberanía de los pueblos y facilitar la injerencia extranjera en los asuntos que son de absoluta competencia de nuestros pueblos hermanos.
La política exterior de Panamá, ha trastabillado indecorosamente y hemos perdido el rumbo que sitúo a nuestro país como un natural amigable componedor y líder en la facilitación de salidas negociadas a los diferentes conflictos que podrían afectarnos en la región latinoamericana, ejemplo que corroboramos a través del Grupo de Contadora y el Grupo de Río, en donde se destacó una diplomacia de altura, misma que desde hace mucho rato desapareció por nuestros lares.
Celebramos la muerte natural del Grupo de Lima, porque sus motivaciones no están en el alma de nuestra América, sino en quienes siempre han querido poner cortapisas a la existencia digna de nuestro continente latinoamericano.
¡Así de sencilla es la cosa!
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