Por Gonzalo Delgado Quintero
El alfil de un importante grupo financiero especulativo muy amarrado al capital transnacional, quizás el más atrasado y reaccionario, no es Martín y tampoco Gaby, es Rómulo. Eliminado Martinelli, este sector está abanicando los leños con los que pretenden avivar el fuego de esta propuesta electoral.Y aunque reparten plata por todas partes y le dan a casi todo el mundo, aquí ya, no es un tema que se dirime desde el punto de vista político o ideológico. Porque lo que el escenario evidencia es una encarnizada lucha entre sectores económicos que se sortean el hecho de ver quién de entre ellos, administrará el multimillonario quinquenio 2024-2029. Por supuesto, el pueblo no tiene ninguna propuesta electoral con posibilidades o sea, que nos tendremos que aguantar la mecha por lo menos, hasta después del 2029.
La cuestión es ganar el gobierno para saber quién decide sobre los negocios que surjan y si el candidato es uno del propio grupo, allí entonces, ni siquiera hay que pedir permiso. Y ya estamos observando que incluso, en las propuestas que surgen entre líneas, las letritas pequeñas, solo indican que se agudizarán aún más los problemas sociales, sobre todo, el costo de vida y como si fuera poco, la rapiña va con todo lo que todavía queda por privatizar, entiéndase Instituto de Acueductos y Alcantarillados (IDAAN), la Caja de Seguro Social, Banco Hipotecario y demás.
El modelo se aplicará, la agenda 2030 se cumplirá a como dé lugar, y en ella la imposición LGTB que tiene de abandera a la propia embajadora de Estados Unidos en nuestro país. Además, esa agenda promueve el control absoluto del agua, las energías, los minerales y demás recursos. En el tema de la seguridad social, intentarán imponer las medidas paramétricas que significa el aumento de la edad de jubilación, la disminución de las pensiones y compartimentar la institución. Al final es robársela aun sabiendo el fracaso de las privatizaciones y el desastre en otros países que están volviendo al sistema solidario.
Ya nos veremos por este asunto de la CSS en algo parecido a lo que está sucediendo en Francia, casi una guerra civil de la que solo nos informamos bien a través de las redes sociales, porque los medios convencionales tratan de invisibilizarla, justamente porque los dueños de las corporaciones y medios de comunicación son los mismos que están aupando estas reformas, los diversos conflictos y por último la guerra ucraniana.
En realidad, estamos bajo una especie de teledictadura mundial manejada por el supra poder invisible, que ha complotado su línea editorial al amparo de esta agenda diabólica, que la distribuye como el vademécum que debe ser repetido por los medios nativos locales de comunicación en cada país, cada vez más descarada y abierta en la inducción de la ideología de género, en el que no queda un solo canal de televisión en el que no se transmitan apasionadas escenas homosexuales.
Por ello, este grupo agendista del progresismo que conforma principalmente el sector financiero del capital transnacional, tanto Martín como Gaby vendrían a ser intermediarios; más bien, un obstáculo que contendría sus desmedidas apetencias, porque además, también hay otros grupos menos fuertes del capital nacional que tampoco pretenden quedarse fuera y que de lograr el cometido de ganar las elecciones con cualquiera de estas dos figuras (Martín o Gaby) , se convertirían en un contrapeso determinante de la dinámica económica a través del manejo de alrededor de 150 mil millones de Balboas en esos cinco años de presupuesto estatal. (suma nada despreciable y jamás manejada antes en el país)
Si se hace una proyección electoralista, observando que los sectores populares no tienen aún una oportunidad de triunfo y no visto el ámbito cualitativo que por ejemplo adorna la mejor propuesta en la figura de la Profesora Maribel Gordon, sino en lo cuantitativo, lo del voto sonado; entonces, solo queda la posibilidad en dos figuras: Martín y Gaby, que a pesar de todo y por razones originarias de procedencia torrijista, deben unirse y no dividirse para garantizar el triunfo. Después digo, quien debe ir a la cabeza.
El autor es periodista, escritor y analista
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