Lic. Víctor Collado S.
Iniciamos con el brío de siempre, escribiendo todos los domingos e interactuando con el que así o decida, y hasta el domingo 28/12/25, si Dios lo permite.
Todo indica que más temprano que tarde, el 2025 será caliente y convulso como lo fue el 2024.
Hay varias razones para considerar que será así debido a circunstancias que están señalizando el proceder de los protagonistas de la clase política.
Empecemos con el hecho que el País está dirigido por un Gobierno confesadamente empresarial. Eso le produce una fractura, sensible y visible, en el piso político que siempre se requiere para adelantar proyectos de gobierno con el mínimo nivel lógico previsible y controlable de resistencia y/o conflictividad.
Esta deficiencia hace que el Ejecutivo se orille hacia los truques y negociaciones con sus aliados, lo que trae los inevitables problemas en perjuicio de los intereses de la mayoría.
La ventaja, más real que aparente, que está teniendo el sr. Mulino radica en la ausencia de una oposición política tomando en cuenta los cascarones partidistas de antaño que siguen como cadáveres insepultos, aunque siempre bien acompañados con una dirigencia infértil como compungida pero a disposición de pactos y arreglos, dados y seducidos por las mieles del poder político.
Los diputados, en su gran mayoría, se mantienen atrapados en un dilema igual a la del burro de Buridán, titubeantes y con rostros demacrados de demócratas engañosos, con la excepción de Vamos que no termina por desprenderse de sus propios rastros de una inocultable indefinición, lo que está generando una clara tendencia a inquietar a propios como a extraños.
La AN, como efecto directo de lo expresado, todavía no ha reivindicado su rigen popular, frente al tipo de mando personalista y vertical del señor Presidente.
Frente a esos órganos de poder cualquiera derivaría sus esperanzas en el Judicial por su estatus de dirimente y nivelador. A cambio de ese papel, la trabazón de Jueces y Magistrados parecen jugar a la escondida pronunciándose según la presión y la corriente contínua de los hechos y/o siguiendo el murmullo de las querencias ejecutivas legislativas.
Todo esto y otras cosas más explican las sinrazones en el escenario nacional y lo ininteligible del comportamiento de los actores socio-políticos.
Queda, sin embargo, un relámpago de luz que debe seguirse y seguir para atravesar, con éxito, un camino serpenteante y espeso de oscuridad y desafíos.
Me refiero a la organización popular, a su mentalidad, a su agudo sentido de la oportunidad, a su capacidad de lucha, su resistencia y rebeldía. A su fidelidad hacia la Patria. A su voluntad para seguir nadando contra la corriente, desafiando escarpadas montañas, sin desfallecer por las derrotas, y a sabiendas que en otras mañanas, se alcanzará el estado de cosas apegados a la felicidad colectiva.
Sólo se necesita empezar……….. y YA.
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