Por: Ramiro Guerra. Abogado y Cientista Político.
Esta guerra, póngale los adjetivos que se quiera, parecía inevitable. Hasta medios occidentales, dan por verdad que, Rusia solo pedía a Ucrania su neutralidad. No involucrarse con la OTAN, porque de hacerlo, significaría emplazamiento bélico en los límites de su frontera. Lo escribí, el presidente de Ucrania, Zelensky, se alineó con las potencias europeas y los Estados Unidos. Jugó a tentar al oso mayor; pensó que su alineamiento le daba una carta o patente de corso, para desafiar a Rusia. Lo más grave, Occidente y los Estados Unidos, subestimaron al oso. Se dieron por no enterados, que la Federación Rusa, eje de la antigua URSS, al desmembramiento de ésta, trabajaron duro, para consolidar su poder militar ofensivo y disuasivo. Y se esmeraron para despuntar su economía, su comercio con Europa, sobre todo con Alemania.
Rusia es uno de los grandes productores de petróleo y gas. A tal punto, dichos recursos les permitió generar una relación de dependencia con Rusia. Prueba al canto, Alemania está enfrentando serios problemas en su economía y los alemanes están pagando un precio alto. Esto último, es una variable para el análisis; los reales, autores intelectuales de esta guerra, los Estados Unidos e Inglaterra, les molestaba esa pujanza de Rusia en algunos países Europeos. Llegaron al extremo de presionar a Alemania, para que desistiera de el corredor (gasoducto Nord Stream II), construido por Rusia para trasegar gas. Aquí viene a nuestra memoria lo dicho por Clausewitz, la guerra no es más que la lucha de intereses por medios militares.
Todo conflicto de esta naturaleza, procura objetivos de naturaleza geopolítica. De dominio y control planetario. Para mí la guerra ha dejado entrever, el interés de volver por un mundo unilateral. Los Estados Unidos, se ha equivocado, el multilateralismo no es un invento de entelequia. Aparecieron nuevos actores que han incidido en un balance y equilibrio de poderes, capaz de disuadir conflictos que puedan destruir el planeta.
Creo que el presidente Biden, no ayuda a la paz. Corrijo no es él; hay factores de poder, que se articulan a la producción de armas y petróleo, que se sirven de estos escenarios para pivotear su poder. Lo último, Estados Unidos, ha liberado sus reservas para un poco calmar la presión del gobierno, que vienen pagando un costo alto de embarcarse en esta guerra. Su flota de tanqueros no usará el canal, para trasegar petróleo hacia ese país.
Esta crisis, según analistas, ha debilitado el dólar y el euro. Las tasas de interés suben y los más seguro que este fenómeno ha desatado un ascenso desmesurado de la inflación, cuyas esquirlas alcanzan nuestra economía en la región y Panamá no escapa a esta realidad.
En los prolegómenos de este escenario, los Estados Unidos, juega a una política guerrerista e incendiaria, metiéndole combustible o más carbón al fogón de la guerra. Leía en el muro del arquitecto Young, algo que me causó algo de chiste, pero no por ello grave; exhortaba a los panameños a comer pan, porque el maíz y otros cereales van a escasear.
Lo cierto, que el dólar ha perdido poder adquisitivo y los salarios se han visto comprometidos con esta realidad. La combinación trágica, inflación alta con pobre y crecimiento lento.
Reitero, hace falta ser más proactivo, el gobierno. No observo políticas claras de naturaleza anticíclicas para moderar el impacto de esta guerra.
8 Hay varios Likes:) Gracias...