Por: Gonzalo Delgado Quintero
En 1968, hace 53 años, el organismo político nacional, tal como lo expresara el propio General Omar Torrijos Herrera y que apuntó en “La Línea”, experimentaba los síntomas de una descomposición social acumulada durante muchos años, lo que propició el golpe de Estado militar.Se define lumpenato como “un grupo social que atenta sin ningún tipo de principios contra la seguridad de los individuos o colectividades, bajo un ánimo rapaz y delincuencial”.
La clase política dominante, lumpen burgués, dividida en pequeñas cúpulas controladoras se alternaba en aquellos tiempos en el poder. Hoy, tal como entonces, estos reducidos grupos lo intentan nuevamente y para los efectos se han entronizado en los diversos partidos políticos.
Nuevamente estos grupos distorsionan la política, tergiversan el sentido de la democracia aprovechándose del olvido natural y a veces inducido sobre el pueblo. Una especie de acto deliberado (agnotología-mentira) para sembrar la confusión y el engaño contra el torrijismo. Un impacto negativo de lumpenización que está sufriendo el propio colectivo de Omar Torrijos en estos momentos con el clientelismo y el electoralismo.
Ante esta realidad de rapacidad delincuencial (lumpenismo) en los diversos colectivos, el Partido Revolucionario Democrático (PRD) debe tener el absoluto convencimiento de que tiene la capacidad, la voluntad y la determinación de cambiar esas circunstancias nacionales, desde ahora, empezando desde lo interno, aprovechando para ello, los acontecimientos de las elecciones internas de este año, en los próximos meses.
El PRD y el gobierno que preside el Dr. Laurentino Cortizo Cohen, deben entender que el triunfo que se logró, si bien es producto de múltiples factores, la principal causa de esa victoria fue el efecto aglutinador del torrijismo que aceptó la propuesta política desarrollada en la campaña electoral de 2019 y que de desviarse o no cumplir con tales compromisos es un suicidio político para los torrijistas y para los sectores populares en general.
En su reciente informe el Presidente Cortizo Cohen, cuantificó una serie de logros y a la vez dio a conocer algunas proyecciones que ofrecen esperanzas sobre todo, para la reactivación económica, de empleos y sobre la construcción de diversas obras. Eso lo aplaudimos, se vislumbra una pequeña luz al final del túnel, después de tanta oscuridad.
El gobernante dejó entender que hay objetivos inconclusos y que aunque el torrijismo logró la desaparición de la “Quinta Frontera” o sea la desaparición de la Zona del Canal y se avanzó en lo económico, cultural, político e institucional; no obstante, aún falta el principal objetivo que viene a ser el desarrollo social pleno del país, para todos, más allá de la buena noticia que representa el crecimiento económico anunciado por el mandatario a partir de las proyecciones que han hecho organismos especialistas en esta materia para el 2022. O sea, que la lucha sigue siendo por erradicar la sexta frontera, como él mismo señala, pero que la interrogante de si podrá superar la concupiscente actitud de sus más allegados y de la caterva de lúmpenes que están beligerantes tanto en el PRD como en el gobierno.
El 7 de septiembre pasado se celebraron los 44 años de la firma de los tratados Torrijos- Carter, firmados en 1977, sin dudas el principal logro torrijista. Pero también es necesario recordar que entonces, se logró la organización comunitaria popular y de los asentamientos campesinos en un sistema cooperativo, las Juntas Comunales, las Juntas Agrarias, los Comités de Salud, la participación popular y la construcción del Estado docente, con la Reforma Educativa, que permitía una educación pertinente, patriótica, científica, técnica, adaptada a la realidad transformadora de la época. La eliminación de dicha Reforma en 1979, desde entonces, mantiene empantanada a la educación del país.
Esta circunstancia nefasta la impuso entonces la politiquería promovida por la ultra derecha retornada ese mismo año (1979) al país, como exigencia impuesta a Omar Torrijos para la firma de los Tratados. Ese grupo fundó el Diario La Prensa, restablecieron algunos partidos políticos tradicionales y pro-oligárquicos y una de las primeras acciones fue introducirse en el movimiento magisterial que exigía reivindicaciones. Igualmente se respaldaron con sectores del lumpen proletariado, algunos malos curas y maestros, empresarios y sectores populares y políticos confundidos.
Es por ello que los torrijistas y los panameños en general de más de 40 años, que vivimos todos esos cambios que hizo Omar Torrijos, no aceptamos muchas situaciones que ocurren y esperamos del PRD y sobre todo, de su dirigencia, mucho más de lo que están haciendo. Sin ahondar, el Partido en gobierno después de 10 años, deberá cumplir tareas fundamentales. Una es la consolidación de la unidad interna a partir de una estrategia política planificada que señale el rumbo o sea “La Línea” del camino a seguir del propio PRD, otra es sobre la administración del Estado que debe cumplir con la erradicación de esa sexta frontera y también la tarea de determinar la mejor viabilidad posible de gobierno de Laurentino “Nito” Cortizo, Presidente del país, y que sea bien vista por los panameños en general a partir de los logros obtenidos.
Ese estado de deterioro dejado por las administraciones anteriores, no puede seguir profundizando el sentimiento de incertidumbre nacional y los torrijistas deben actuar con responsabilidad ante estas nuevas condiciones. Hay que superar la situación provocada por la pandemia y continuar el camino de las grandes realizaciones tal y como apuntó el Presidente en su última disertación en la Asamblea Nacional.
El torrijismo debe limpiar la casa o sea el PRD, orientar y seguir ganándose la confianza del pueblo. Recordar que fue el PRD el partido que logró consolidar los siete principales pilares que hoy sostienen la economía panameña a través del centro bancario, las nuevas tecnologías de las comunicaciones, los puertos, el hub de Las Américas (aeropuertos), el turismo, el fortalecimiento de la Zona Libre y la conquista del Canal de Panamá.
En la etapa actual, torrijismo significa que la riqueza que se genera sea equitativamente distribuida en el pueblo y que no solo sea para la clase oligárquica que atacó a Omar Torrijos, una casta que hoy es la única que se está beneficiando del Canal de Panamá o sea, la administración y la Junta Directiva. Esa es la tarea principal del nuevo gobierno y esa sería la única forma de lograr el desarrollo social e integral del país que lleva a erradicar la sexta frontera.
4 Hay varios Likes:) Gracias...