Por Ramiro Guerra M.
Jurista, escritor y cientista político.
Una ley universal como teoría del conocimiento para entender y explicarse fenómenos políticos y otros.
¿En qué consiste esa ley de la negación de la negación? Sencillo, lo nuevo niega lo viejo y lo viejo se hace presente en lo nuevo. Constituye una ley que da cuenta de la unidad y pugna de lo contrario.
El desenlace de esta contradicción, dependerá de factores relativos al cómo se definen las correlaciones de fuerza en esta unidad contradictoria.
Vamos a lo concreto. El candidato electo y a partir del primero de julio, presidente del país, nos habló de un país diferente, nuevo. Es decir, de acabar con patologías sociales y políticas que sumergió al país en una crisis profunda.
Sin embargo, el presidente ha venido realizando nombramientos que dejan una tela de dudas en torno al iter recorrido por funcionarios en la administración pública. Nombrar a una señora en la gobernación de una provincia, que hizo de nombramientos de su familia, un escándalo, además de no residir efectivamente en esa provincia. Eso riñó y riñe con códigos éticos que obligan a los funcionarios a cumplir. Otros señalados en actos de corrupción.
Creo entender lo que está ocurriendo. La dialéctica de esa relación Mulino – Martinelli, genera ese tipo de actuaciones contradictorias.
Somos del criterio, que Martinelli esperaba más del presidente electo. Le generó algo de incomodidad, ese acercamiento, casi incondicional con grupos de élites del poder económico. Los mismos que durante lustros, satanizaron al expresidente Martinelli. Ese fue y es el poder real, que tiene al expresidente virtualmente en el exilio.
Soy del criterio del presidente que su gobierno es de la empresa privada. Un error, él fue elegido por votos del pueblo. La empresa privada, voz a secreto alto, se definía por Rómulo Roux. Esa declaración tiene un alto costo político. Y en política y en cuestiones del estado y gobernanza sí juegan un papel importante.
Hemos visto designaciones de poca monta. Lo que denomino funcionarios estratégicos, han sido obra y decisión del nuevo presidente. Y con razón política, al margen del cómo llega a la presidencia, es el presidente.
Algunos estudiosos de la política, señalan que este tipo de relación dará de que hablar.
No es una simple contradicción; me imagino que el presidente electo es consciente, de que se ha visto obligado a designar momias salidas de un viejo sarcófago.
Al margen de lo ideológico, es decir la tendencia que marca la futura administración pro élites del poder económico, algo de lo viejo está presente en la nueva administración.
El nuevo gobierno, no la tiene fácil políticamente. Requerirá muchos manejos para lidiar con una diversidad socio – político, algo complicado, dado un pequeño error, la gobernabilidad tenderá a enredarse.
Somos francos, no veo en la nueva estructura de poder, cuadros políticos, duchos en estos menesteres. Es un gabinete más tecnócratas que político.
Además de lo anterior, la realidad latinoamericana, salvo excepciones, da cuenta que las masas son dadas a perder el encanto por agenda de promesas no cumplidas.
Amanecerá y veremos.
Dios bendiga la patria.
30 de junio de 2024
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