Un extraño e incompresible amor por el medio ambiente

Por: José Dídimo Escobar Samaniego

Las noticias dan cuenta de un hecho insólito.  El ministro de Seguridad Pública de Panamá, Juan Pino, ha señalado que, por razones de cuidar la no contaminación del ambiente, ha decidido delegar el acto soberano de la quema de drogas incautada (41,28 toneladas de cocaína que se acumulan en las bodegas) de los cuerpos de seguridad locales para ser destruidas en un incinerador en el país norteamericano.

Este hecho inusual, hace saltar las mínimas neuronas de los ciudadanos panameños, toda vez que si la preocupación del ministro, es cierta y no un burdo pretexto, entonces debía comprender que, mucha más contaminación produce su propia institución cuando él ordena el uso de bombas lacrimógenas a discreción cuando el pueblo se reúne en las calles y se le rocía gas pimienta a discreción. Sin embargo, en esas circunstancias, el ambiente no es importante y mucho menos si hay concentración de personas, incluyendo personas mayores y niños y mujeres en gestación y recién paridas.

Entregar la droga a las autoridades norteamericanas, particularmente al ejército supone dos grandes interrogantes. Acaso las autoridades norteamericanas no tienen confianza en las autoridades de seguridad de Panamá, siendo un país amigo y aliado, de tal suerte que le requieren lo incautado a los efectos de tener certeza de su destino final?

Por otro lado, en el pasado, existen evidencias que, autoridades norteamericanas se han dedicado al tráfico de drogas, de cuyas resultas han financiado a los contras de Nicaragua, verbigracia el juicio que el Congreso de USA realizó contra el Almirante John Marlan Poindexter y el Coronel Oliver Laurence North. Los cargos contra Poindexter, quien era a la sazón, el Secretario de Seguridad Nacional, eran conspiración para obstruir al Congreso, dar falso testimonio y destruir documentos oficiales relacionados con la venta de misiles a Irán, y el desvío de fondos a la contra; obstruir la investigación con el envío de tres cartas falsas; y falso testimonio ante el comité de Inteligencia de la Cámara y llo más sórdido fue todo lo que hacían en el marco del tráfico de drogas, incluso desde la base aérea de Howard en Panamá, cuando aún estaba bajo su control en 1985-86.

El 3 de enero de 1990, René de la Cova, oficial a cargo de la DEA en Panamá, recibe a Manuel Antonio Noriega cuando se entrega a las autoridades norteamericana, unos meses más tarde el mismo oficial es detenido en Estados Unidos, acusado del lavado de dinero por una alta suma, y ese apenas es uno entre muchos casos en que las propias autoridades que supuestamente persiguen el crimen, terminan siendo parte de él.

Lo que debe preocupar a la República de Panamá, es cual es el destino final de ese material nocivo, que con mucho sacrificio humano, fiscal y riesgos mayores, se saca de las calles de Panamá y en tránsito para Estados Unidos, cuyo oscuro objetivo es hacerle daño profundo a la juventud de ese país, no vaya finalmente, a consumarse con él, propósitos siniestros.

Nuestras autoridades le deben al país, una explicación razonable que limpie nuestro nombre de la desconfianza y ponga a salvo nuestra soberanía que, ha quedado en entredicho.

¡Así de sencilla es la cosa!

5 Hay varios Likes:) Gracias...