Juan Jované
Profesor Emérito
Universidad de Panamá
2023
Para los jóvenes que luchan en favor de la Nación
Imagen objetivo
Vista Aérea del Parque Omar y al fondo la Ciudad de Panamá.
Los defensores de First Quantum Ltd., tanto los que lo hacen abiertamente como los que lo hacen en forma encubierta, intentan demostrar que sin minería la economía panameña prácticamente se destruiría. Entre los argumentos favoritos de los funcionarios de la minera, a los que ahora se les ha sumado el propio Tristan Pascall, así como las plumas a sueldo locales, está la idea que sería muy difícil remplazar el PIB generado por Minera Panamá S. A., así como la presencia de una pérdida de empleos de dimensiones catastróficas. Esto ha llevado a que algunos se pregunten cuáles son las alternativas.
Este artículo busca mostrar que Panamá tiene un claro camino hacia el futuro Sin Minería. Más aún esto se puede comprobar fácilmente, incluso partiendo de las cifras muy sesgadas que presentan los impulsores del modelo minero – extractivista, las cuales han sido totalmente criticadas en artículos previos. Para recordar, la propaganda gobbeliana ha insistido en que la minera genera el 4.8% del PIB y 70,000 empleos directos e indirectos. Esto, desde luego, sin tomar en cuenta el impacto que sobre el bienestar humano y la biodiversidad tiene la explotación minera a cielo abierto.
Antes de entrar al análisis más concreto de la posible trayectoria de desarrollo hacia futuro, hace falta establecer cuál sería la imagen objetivo hacia la que la misma apuntaría. En ese sentido, a nuestro juicio el norte que debe seguir dicha trayectoria se guía hacia una sociedad en la que todas y todos los habitantes del país cuenten con las condiciones necesarias para desarrollar todas sus potencialidades humanas, dentro de lo que podemos llamar una civilización ecológica. El desarrollo humano sostenible, entonces, tendría que dirigirse hacia los siguientes elementos: consolidar la soberanía nacional; desarrollar una democracia plena; contar con las condiciones materiales para sostener las necesidades básicas de la población; sostenerse en un contexto de equidad y justicia social; asegurar el pleno respeto a la naturaleza.
Teniendo esto en cuenta, se debe insistir en que el actual estilo de desarrollo, con su componente minero – extractivista, dista mucho de poder responder a las necesidades reales de la población. En primer lugar, el mismo es incapaz de generar una situación del empleo decente generalizado para la población, por lo que una parte muy significativa de la misma no puede satisfacer normalmente las necesidades que dependen de su capacidad de adquisición vía el mercado. En segundo lugar, la decidia de los gobiernos de turno, la inequidad y la evasión fiscal, junto a la corrupción, bloquean la posibilidad de que el Estado ofrezca los servicios públicos esenciales tanto en términos de cantidad, como de calidad y oportunidad. A esto se le suma el hecho de que estamos frente a un estilo de desarrollo ambientalmente insostenible, el cual ha llevado a que Panamá sea hoy un país deficitario en términos de su huella ecológica.
Hacia una nueva estructura de producción
Concentrándonos ahora en el asunto de la actividad económica, sería importante que la trayectoria a seguir apuntara hacia los objetivos propuestos, lo que no solo implica el supuesto tamaño del PIB, sino también su composición, de manera que el mismo logre avanzar en los problemas del empleo y la sostenibilidad. A continuación, se presentan algunas ideas al respecto.
En lugar de dinamizar el proyecto minero – extractivista, existe la posibilidad de activar otros sectores que no solo podrían compensar la supuesta pérdida de producción y empleo generada por la minera, sino que lo podrían hacer con más eficiencia y eficacia en función de la imagen objetivo a seguir.
En primer lugar. se encuentra el turismo y sobre todo el turismo ecológico. Se trata de un sector que tiene varias características: es importante en la economía; tiene un fuerte impacto en el empleo y puede generarse de manera ambientalmente sostenible. Este sector durante el 2021, de acuerdo a el World Travel & Tourism Council, generó en términos directos e indirectos el 15.6% del PIB. En términos del empleo esta actividad es capaz de generar 47 puestos de trabajo directos e indirectos por cada millón de balboas adicionales de demanda efectiva. Se trata de una cifra muy significativamente superior al caso del sector de Minas y Canteras, que por la misma cantidad de demanda efectiva solo genera 10 puestos de trabajo directos e indirectos.
El turismo, además, es un sector que puede manejarse de manera ambientalmente sostenible. De hecho, la naturaleza con lo que se conoce como valor estético es un elemento que promueve el turismo. A todo lo anterior se suma el hecho de que este tipo de actividad tiene la capacidad de generar divisas. De acuerdo a datos del Inec, el gasto de los viajeros provenientes del exterior alcanzó a B/.4,720.9 millones.
En segundo lugar, Panamá es un país en el que existe un muy amplio espacio para avanzar en términos de la seguridad y soberanía alimentaria y nutricional. El sector agropecuario de nuestro país ha sido relegado por la política económica aperturista existente, de manera que este sector representó en el 2021 apenas el 2.2% del PIB, pese a que el mismo utilizó el 15.7% de la población ocupada.
Esto ha llevado a una creciente dependencia de las importaciones de alimentos, de manera que, de acuerdo a datos de la Cepal, en el 2019 el 22.9% de las importaciones panameñas fueron de productos alimenticios. Ese año Panamá fue el país de América Latina con el peor saldo comercial externo en alimentos, esto significó un déficit de B/. 2,857.0 millones.
La promoción de la seguridad y soberanía alimentaria resulta, entonces, un campo en el que, a la vez que se ahorran divisas, se genera producción interna y se eleva el nivel de vida de la población vinculada al sector primario de la economía. En este caso, el cuidado del medio ambiente lleva a impulsar las formas de producir basadas en la agroecología, la que ofrece un espacio importante a las pequeñas y medianas unidades productoras, así como a los productores familiares. Se trata no solo de promover la producción primaria, sino la necesidad de avanzar hacia la agroindustria, potenciando la capacidad de atender el mercado y de generar valor agregado y empleo decente. Para esto hace falta romper con la política aperturista, a la vez que se desarrolla una política integral soberana de promoción de la actividad agropecuaria.
En tercer lugar, Panamá deberá intentar avanzar también en términos de la producción y exportación de bienes industriales de tecnología avanzada, lo que permitiría no solo aprovechar el mercado interno, la posición geográfica y los cambios que se vienen observando en las cadenas de valor y las posibilidades de una integración regional que incluya un intercambio efectivamente equitativo. También representaría un efectivo elemento para la generación de empleo decente para una fuerza de trabajo altamente calificada. Se trata de elevar el nivel de complejidad del sector industrial.
En cuarto lugar, el Canal de Panamá, si bien no es un elevado generador de empleo directo e indirecto, lo cierto es que el mismo resulta importante para la economía por su capacidad de generar divisas y de ingresos al sector público. El mismo, de acuerdo a la ACP, generó directa e indirectamente cerca del 5.1% del PIB. La preservación y desarrollo de esta actividad pasa por la solución del abastecimiento del agua tanto para la población, como para el tránsito. En este caso, hace falta establecer la solución definitiva a este problema. La solución debe hacerse con eficiencia, minimizando cualquier costo ambiental, en un contexto en que el Estado panameño logre actuar de manera unitaria y no fragmentaria.
Es fundamental que los sectores de exportación no operen como simples enclaves. Lo importante es que los mismos se integren a la estructura de la economía. Para esto deberán generar encadenamientos productivos tanto hacia adelante como hacia atrás.
En quinto lugar, está la potencialidad de un desarrollo sostenible de la infraestructura, en la que se destacan dos elementos: la generación de la infraestructura económica para la integración regional y productiva del país, el apoyo a la transición energética hacia una economía basada en fuentes sostenibles no contaminantes de carbón, así como la infraestructura necesaria para la ampliación de los servicios públicos. Es interesante destacar que la recomendación internacional es que se invierta anualmente un monto de alrededor del 2.0 % del PIB para enfrentar la transición energética hacia una economía totalmente descarbonizada.
En sexto lugar, pero con una enorme prioridad, está el desarrollo de los servicios sociales. En relación a los mismos vale la pena recordar que en el 2021 la enseñanza oficial y la salud pública generaron el 4.8% del PIB. Es claro que los objetivos del desarrollo humano sostenible implican una ampliación del sector de los servicios sociales. Es un sector, que además de satisfacer necesidades fundamentales de la población, es altamente generador de empleo, en este caso con una elevada calificación. Los servicios sociales públicos son capaces de generar por cada millón de balboas adicionales de financiamiento 53 puestos de trabajo directo e indirectos, obviamente cifra muy superior a los que genera el sector de minas y canteras. Además, se trata de un sector compatible con la conservación y sostenibilidad del ambiente. Se debe tener en cuenta que la educación, guiada a la promoción de una ciudadanía consciente de sus derechos y deberes, así como a la presencia de una fuerza de trabajo altamente calificada, son elementos centrales del desarrollo humano sostenible.
Como un aspecto central se debe destacar la sinergia entre empleo decente y el multiplicador del empleo. En este sentido se debe recordar que por el lado de la demanda el 47.8% del empleo es inducido por el consumo de los hogares. Esto le da un sentido a los procesos que avanzan hacia una mayor equidad. En éste la equidad y la justicia social no solo provienen de un imperativo humanista, también tienen un imperativo económico. Es necesario aclarar que se trata de la promoción de las necesidades que aseguran el pleno desarrollo de las capacidades humanas. No se trata de promover el consumismo de bienes y servicios no esenciales para este fin, los que generan un elevado impacto ambiental.
Es necesario, entonces, superar la contradicción de que Panamá, siendo un país considerado por el Banco Mundial, como de alto desarrollo, también es catalogado por dicha institución como el sexto país con la peor distribución del ingreso en el Mundo. De acuerdo con los datos de la Cepal, el 40.0% más pobre de la población recibió el 14.0% de los ingresos totales, mientras que el 10.0% más rico obtuvo el 38.1% de los mismos. Según esa misma fuente, el ingreso medio de quienes hicieron parte del 10.0% más rico de la población fue 14 veces mayor que el ingreso medio por persona del 40.0% más pobre de la población.
Importante es, para redondear el tema tratado hasta el momento, destacar que la visión planteada se propone, en un contexto de sostenibilidad ambiental, elevar la calidad de vida de la población por dos vías; el empleo decente y la dotación suficiente de servicios sociales. Esto implica no solo la responsabilidad del Estado en la generación de estos últimos, sino en el cuidado de que se cumplan estrictamente las normas y leyes vinculadas al cuidado del ambiente, a la protección del trabajo y de una seguridad social plenamente solidaria, pública y universal.
Sobre el financiamiento y la planificación
Dada la trayectoria propuesta es útil hacer una referencia a las posibles fuentes de financiamiento de la misma.
Teniendo en cuenta la importancia del sector público en el proceso, se debe llamar la atención sobre las siguientes formas de financiamiento, intentando que las mismas sean suficientes y minimicen el endeudamiento externo:
- La lucha contra la evasión fiscal del sector corporativo, la que representa el 11.6% del PIB.
- La eliminación de la corrupción gubernamental que puede representar hasta el 4.0% del PIB.
- El aprovechamiento de los fondos que la ACP entrega al Gobierno Central a fin de sostener el desarrollo humano sostenible, evitando el uso de los mismos con fines de clientelismo.
- Un programa de austeridad que evite los gastos gubernamentales superfluos.
En el mismo sentido se deberá practicar una política de ahorro nacional, la misma se dirigiría hacia una política tributaria que beneficie la reinversión de las utilidades en las actividades que promuevan el desarrollo humano sostenible. Así mismo hace falta una política de promoción que apunte hacia potenciar el crédito guiado hacia dicho desarrollo y que no estimule el que se guía hacia el consumo superfluo. La inversión externa es útil como complemento al ahorro nacional, pero la misma deberá estar comprometida con el cumplimiento estricto de las leyes de sostenibilidad ambiental, protección laboral, y seguridad social de Panamá. Así mismo, deberán servir al desarrollo tecnológico del país y a la formación del recurso humano nacional especializado. El respeto al medio ambiente debe ser un criterio esencial.
Una estrategia sostenida en el cumplimiento de los derechos humanos como la aquí propuesta se concretaría en un proceso de planificación democrático, altamente participativo, que abarque los aspectos macroeconómicos, sectoriales y regionales. Este sería un proceso en que los panameños y panameñas de buena fe diseñaríamos el futuro de nuestra nación.
La planificación democrática para el desarrollo humano sostenible se realizaría en el contexto de una Economía Mixta, la cual debe guiarse hacia el interés nacional. Esta Economía Mixta contiene diversas formas de producción: el sector estatal, el sector corporativo privado, un importante sector cooperativo, la media, pequeña y micro producción, incluyendo la producción agrícola familiar.
En lo inmediato la planificación participativa guiada al desarrollo humano sostenible, seguramente se va expresar en el Plan Alternativo para Las Comunidades Cercanas a la Mina, que ha propuesto realizar la Universidad de Panamá.
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