Por: Ramiro Guerra M.
Jurista, escritor y cientista político.
Con justa razón, se dice que los Estados Unidos, no tiene amigos sino intereses. Lo dicho por el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, de pedirle a Panamá, que le regresemos el canal, bien vale para calificarla como vil, perversa dicha por un megalómano, que desprecia el derecho público internacional y que actúa al mejor estilo del viejo oeste norteamericano; es decir, de conducta propia de asaltantes de diligencias.El presidente Trump, como argumento falaz, coloca a Panamá, en un seudo dilema, en el sentido alarmista que el canal corre el peligro de ser tomado por los chinos. Evidentemente un argumento falsario traído de los moños por el presidente Trump.
Ahora también saca a relucir el tema tarifario. Puro cuento, se trata de una amenaza propia de tiempos de guerra.
Lo habíamos señalado, Estado Unidos, está involucrado en varios escenarios de guerra en el planeta y que seguramente los efectos de ello tocarían nuestras playas. En efecto así ha ocurrido. Los Estados Unidos saca a relucir el tema del canal y viola nuestra soberanía, dignidad, consolidada por más de un siglo de luchas, para hacer valer, la soberanía y recuperar la vía de tránsito, a la cual nuestro país, nunca renunció. Tanto es así que, en el propio tratado Hay Buneau Varilla, no había cláusula que justificara la grosera intervención en nuestro territorio. Los Estados Unidos, impuso por la vía de hecho y fuerza, su dominio colonial.
Trump, propio de un vaquero, asalta la razón histórica y se expresa como tal y sin estupor alguno, lanza su advertencia de que por la buena o por la mala (fuerza) el canal de Panamá, debe regresar a los Estados Unidos.
Ascanio Arosemena, primer mártir de la Gesta del 9 de enero de 1964.
Hay un fondo político. Los Estados Unidos, como daga en el corazón, le duele que Panamá, haya decidido recordar el 20 de diciembre, como un día de duelo nacional. Recordar siempre ese día como de la invasión criminal por parte de ellos a Panamá. Eso le incomoda y molesta.
El 20 de diciembre se registra en la memoria histórica, como un día que da testimonio de la barbarie, pero también de que los panameños, tenemos sentido de patria y dignidad.
Las declaraciones de Trump, apunta y trasciende a todo el estado y su institucionalidad. Un total desafío e irrespeto al orden constitucional de Panamá, en tanto que todo lo relativo al canal, está elevado a normas supremas del estado panameño.
Con anterioridad, la jefa del Comando Sur, se refirió, como el traspatio de los Estados Unidos. Un grave insulto a nuestros países.
Ahora Trump, individualiza y arremete contra Panamá, aduciendo razones de seguridad y economía.
Lo anterior inaceptable y los panameños rechazamos tal afrenta en que ha incurrido el villano presidente de la casa blanca.
El Presidente panameño, demoró casi 24 horas para expresar el sentimiento de los panameños, ante las palabras llenas de irrespeto a nuestra dignidad nacional.
Los panameños estamos pendiente de la postura del gobierno. Para ayer es tarde. No queda más que una postura digna, de respeto a nuestra soberanía.
El canal es y siempre lo fue, de la república de Panamá. La vía acuática un recurso natural.
Este tipo de irreverencias y amenazas, suelen ocurrir cuando no se tiene una política clara que desarrolle nuestro sentido y vocación de independencia, soberanía y autodeterminación.
Qué todo el país, levante su voz de protesta y rechazo, a lo dicho por el sr. Trump.
Ojo, veremos a gente blandear la bandera de la traición y trataran de justifican lo dicho por Donald Trump.
Panameños, ¡UNA SOLA BANDERA UN SOLO TERRITORIO!
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