Por Carlos Ochoa E.
Propios y extraños se preguntan y preguntan que fue lo que le pasó al navío, porqué esta donde esta, sobre el tema hay más preguntas que respuestas. La situación es tal que algunos aseguran que llegamos a un puerto desconocido, que la tripulación junto con el capitán abandonaron el navío llamado “gobierno”. que en el barco hay una anarquía total, nadie gobierna, nadie manda, nadie dirige, la nave o que el buque llamado gobierno esta encallado o a la deriva empantanado; los controladores que están en tierra desaparecieron del puerto.
La realidad que vivimos me recuerda al mítico iraní Mehran Karimi Nasseri, el que vivió 18 años varado en el aeropuerto de Paris, Charles de Gaulle, él viaja de Bélgica a Inglaterra y por no tener los documentos para seguir el viaje no lo dejaron seguir el viaje, tampoco podía regresar a Bélgica y tampoco podía quedarse en Francia, el hombre viajó y llegó a ninguna parte. Hasta una película se hizo sobre él.
Por otro lado, el mar esta lleno de narraciones peores y mas aterradoras que lo que le paso a Nassari. La goleta “octavius”, se perdió en el mar en 1761 y fue encontrada, 14 años después, a miles de kilómetros de la ruta, con todos los 28 tripulantes muertos pero intactos. El “Mary Venture” se perdió en 1962, la nave fue encontrada tiempo después, intacta, inclusive con la comida, agua y combustible y la carga, pero sin rastros de la tripulación.
En 1945, cuatro bombarderos desaparecieron, en el Triángulo de las Bermudas, sin dejar rastro, también desaparecieron misteriosamente, dos de las aeronaves de búsqueda. En 2014, el Boeing 777-200, que iba de la capital de Malasia y Pekín, con 239 personas, desapareció misteriosamente para siempre, sin dejar rastro alguno hasta el día de hoy
La desaparición de la nave llamada “gobierno” de bandera panameña le ha ocurrido algo parecido, cuando escribo estas líneas hacen 30 días que la azotó una tormenta, y hace como quince días los pasajeros han perdido toda comunicación con el capitán, el timonel, el maquinista y el personal de tierra, responsable del viaje no saben que rumbo tomó el barco, si esta a la deriva o encallado.
Dicen los viejos marineros, que cuando se va ha hacer un viaje, por corto que sea, hay que tomar todas las medidas de precaución, porque en medio del mar puede aparecer un huracán, una tormenta, se dañan los motores, y un atraso puede conducir a que se acaben las provisiones y un amotinamiento de los pasajeros, por intentar salvar el barco, puede terminar hundiéndolo.
Los pasajeros han buscado dentro del navío y no ha señales de la tripulación, los roedores se comieron las pocas provisiones que quedaban, las aves de rapiña y carroñeras revoletean sobre el barco. Lanzarse a la mar es muy peligro se puede morir ahogado o devorado por los tiburones. El sistema de comunicación no funciona y las pocas señales no indican hacia donde pudiera dirigirse. Expertos aseguran que el barco zarpo sin brújula por un olvido pendejo. Otros dicen que la tripulación se la llevo.
Desde la playa, unos intentan, teóricamente, como rescatar el viejo navío, llamado “gobierno”, otros no les importa la suerte de los pasajeros ni del barco. Otros aseguran haber visto parte de la tripulación en un rincón, de un puerto en el atlántico panameño, y como en todo cuento de misterios, algunos dicen que parte de la tripulación la han visto tarde de las noches, como fantasmas, en un lugar muy exclusivo aledaño a la Bahía de Panamá, donde se reúnen los que diseñan las naves.
Algunos pasajeros logran comunicarse con sus compañeros que están en tierra, y dicen que lo más triste es que accidente ocurrió a siete kilómetros de la costa, que ya veían el puerto y que los vientos huracanados, cada día el barco se aleja más del puerto de destino y existe el peligro real de no atracar o atracar en otro puerto, donde jamás quisieran llegar. Toda travesía en la mar es peligrosa, menos para los que la ven partir desde la playa. Los pasajeros esperan ansiosos, a pesar de todo, que el barco no se hunda, y en tiempo no mayor de siete meses repararlo, fumigarlo y desinfectarlo y cambiar toda la tripulación. Dicen los expertos, que lo ideal es un navío nuevo, repararlo es la última opción.
El autor es Sociólogo y profesor de Geografía e Historia
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