El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Luis Carlos Guerra
Abogado, Locutor, Politólogo.
Panamá necesita de un enfoque médico, la perspectiva de una presidencia presidida por un doctor en medicina con estudios de gerencia en salud es una oportunidad única para transformar la atención institucional. El concepto de cuidado médico aplicado a la gobernanza imprime un paradigma distinto en el ejercicio gubernamental, ya que se relaciona directamente con la calidad de vida de la población.
Con un presidente que entienda la importancia de la atención centrada en el paciente, se podrían implementar políticas y programas que ayuden a mejorar la calidad de los servicios públicos y aumentar la satisfacción del ciudadano.
El conocimiento medico sería útil para desarrollar políticas y estrategias para abordar los desafíos de la atención de salud principalmente, y evidentemente todas las demás aristas de la política pública del gobierno.
Los médicos tienden a tener una formación en la toma de decisiones basadas en la evidencia y la gestión de recursos limitados, lo que les permite abordar los desafíos de manera más eficaz y eficiente. Asimismo, están entrenados para trabajar en equipo y colaborar con otros profesionales de la salud, lo que se traduce en una capacidad para coordinar la acción de diferentes instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y otros actores relevantes.
No podemos obviar que la salud es mucho más que solo nuestro cuerpo físico. Incluye nuestra salud mental y emocional, nuestras relaciones y conexiones sociales, y nuestro estilo de vida. De ahí que el ejercicio gubernamental, es decir, las políticas, leyes y regulaciones que se implementan a nivel estatal o nacional, tienen un impacto significativo en los ciudadanos, al tener la capacidad de influir en factores que afectan el acceso a servicios que inciden a su vez en el bienestar de la población.
Es que la manera como se gobierna afecta la calidad de vida de los habitantes al influir en el acceso a prestaciones básicas, los derechos laborales, la educación y la salud. Por lo tanto, es importante que se tomen en cuenta estas variables y se trabaje en políticas que promuevan una mejor calidad de vida para todos los ciudadanos.
En la anterior coyuntura, que mejor que aplicar el enfoque de la medicina al gobierno de un país, esto implica adoptar una óptica integral y personalizada en la toma de decisiones políticas, tener en cuenta múltiples aspectos de la vida de los ciudadanos y buscar mejorar su bienestar en general. Esta orientación se encuadra tanto en la prevención de problemas como en su tratamiento, y busca coordinar la acción de múltiples actores relevantes para abordarlos de manera efectiva, aplicando principios de evaluación integral, diagnóstico preciso, políticas personalizadas, prevención y armonización.
En consecuencia, al tener un médico al frente del gobierno, probablemente la población podría beneficiarse de una mayor comprensión de las necesidades de salud, una toma de decisiones basada en la evidencia y una mayor capacidad de coordinación y colaboración. Todo ello, podría traducirse en una mejora en el desempeño institucional del Estado en comparación como cuando son gobernados por alguien con una formación distinta.
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