El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Dr. José R. Acevedo C.
Hace poco escribimos sobre El Miedo a la Libertad, de Enric Fromn, donde entre otras cosas sosteníamos, que hay formas de libertad del hombre desprovistas de tutela jurídica y sometidas a censura constante, que desde la cuna truncan el ejercicio de la misma.
Como siempre desvinculado de la ideología política, regido solo en el concepto e implicación de la palabra libertad, no hay duda, que en Cuba el hombre no es libre para ejercer su derecho a disentir y expresarse contra el régimen, porque es censurado, callado, mediante la fuerza del poder político o el monopolio de la violencia estatal como lo describe Maximiliano Emil Karl Weber, en su libro La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo.
Toda forma de pensar diferente se valora como un acto de traición y en esa magnitud se reprime al hombre con la mayor violencia estatal.
Entendemos que esta es una de las grandes debilidades en los gobiernos de izquierda. Esto les suprime el tinte democrático y los pinta, actúan como regímenes dictatoriales o fascistas. Pienso que este es el talón de Aquiles de la política gobernante en Cuba. Cuando se reprime al hombre por pensar y conducirse diferente a lo que considera el gobernante, esto es inusual e incompatible con la ideología imperante, y la represión es la solución y cuando esta se utiliza, crea el germen de la rebelión, que crece callada, con ira y luego estalla de manera incontrolada.
Entiendo que es totalmente conciliable la permisibilidad de disentir, pensar diferente, oponerse sin violencia a las políticas del gobierno cubano, en ausencia de represión. La represión es debilidad, es antinatural a la dignidad del hombre y éste no la acepta. Cuando la padece se mantiene resentido y llegará el momento en que actuará violentamente, si ese es el único camino que puede transitar, en defensa y rescate de su libertad.
El hombre no acepta ser sometido, ni en su casa u oficio, con mayor razón mediante el uso de la violencia represiva.
No todos los problemas sociales de Cuba son consecuencias del bloqueo económico indigno al que fue sometido por décadas por el gobierno norteamericano. Precisamente ese acto se constituyó en un atentado contra la libertad, injustificado y arbitrario, al dirigirse finalmente contra el pueblo que lo padeció, sufrió y empobreció. No obstante, esto es solo una parte de la situación económica y social que vive el pueblo cubano, ya que la gran responsabilidad lo tiene el propio régimen que expropió todo negocio y penalizó el emprendedurismo, no permitió al ciudadano activar la economía, prefirió controlarla mediante una centralización acientífica y ahora cosecha lo erróneo de su política económica.
Aunado a lo anterior, el enorme gasto militar en una economía débil, su política costosa de exportación ideológica violenta a otros países del área y del continente africano, en ausencia de una inversión de la empresa extranjera o nacional importante, la corrupción económica en las altas esferas gubernamentales, donde ciertos políticos han amasado fortunas, con una apertura de hace poco tiempo de la economía turística, no es suficiente para darle una vida digna a sus ciudadanos y todo esto hace que el descontento social se incremente, con mayor gravedad ante los efectos negativos de la pandemia, que generó más pobreza, servicios públicos deficientes y últimamente con la prohibición de la circulación del dólar en efectivo, cuando desde hace mucho tiempo esta es una economía dolarizada.
Cortar el internet es otro grave error. Ya los cubanos son internautas y esto no les detendrá. Otra debilidad de los gobernantes. Esto solo deteriora la apertura económica turística, que puede ser aprovechada por la competencia caribeña de cercanía.
En fin, Cuba, su régimen deben dar libertad al cubano. Tienen que dejar atrás la censura o pronto ellos serán los reprimidos y censurados. Un pueblo furioso es un tren sin control, una avalancha arrasadora, todo esto evitable.
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