Por: José Dídimo Escobar Samaniego
Como un irreverente acto de provocación, el ultraderechista y profascista partido VOX de España, acaba de proponer en las Corte españolas en Madrid, que se le haga un homenaje a Hernán Cortés, quien lideró con otros el homicidio de millones de originarios de nuestro continente y se encargaron de dirigir, además del crimen humano más grande que conoce la historia humana, el despojo más gigantesco de toda la riqueza de América Latina, misma que forjó las grandes fortunas europeas, sin que aún, de sus autoridades hayan pedido perdón por semejante crimen demencial y despojo patrimonial jamás visto en la historia humana.
Acá en América, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha sostenido desde hace algún tiempo, que España se disculpe por los abusos cometidos durante la colonización del continente, sin embargo, Vox redobla la apuesta y pide enaltecer la figura del hombre que puso fin al dominio del Imperio azteca, destruyó esa alta civilización originaria, así como Francisco Pizarro, destruyó a la civilización Inca.
Como los que, se enorgullecen por la destrucción de la biblioteca de Alejandría y también por las acciones de su ancestro, Torquemada cuando quemó los libros que se hicieron para consignar los hechos históricos de la raza humana, e hizo cuanta tropelía a nombre de la inquisición, hoy VOX quiere enaltecer el crimen cultural, patrimonial y humano y siendo absoluta oscuridad pretenden presentarse como luz.
En Panamá existen las evidencias y algunos registros de todo el patrimonio que, con muchísimas recuas de mulas cruzó el Istmo por varias rutas y que desde Portobelo se llevaron a España, en centenares de embarcaciones, y que su falta es la causa principal de la postración de nuestras naciones desde entonces.
Es el momento de que América Latina, le plante cara a estos herederos de lo peor que ha producido España y los expongamos desnudos en sus vergüenzas, porque este continente lo habitan gente decente, estafada históricamente, pero con la Fe en un destino distinto, donde la dignidad humana sea rescatada y puesta como dijo Martí; como la Ley primera de nuestras naciones.
¡Así de sencilla es la cosa!
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