Por Ramiro Guerra M.
Abogado, escritor y cientista político.
El que crea que, desde una visión sectaria, sin participación societaria, podrá llevar a la nación a un buen puerto, se equivoca y tenderá agravar la situación en que estamos inmersos.
No se trata de cualquier acuerdo, sino uno que nos conduzca a recomponer todo el entramado de la democracia y el estado. Seguir por la senda de la división, de la descalificación y despropósitos que riñen con el ser nacional, nos conducirá inevitablemente al desastre.
Lo he escrito, ningún plan real de desarrollo nacional sostenible, con énfasis en la tutela de los derechos humanos, tendrá éxito si, en su ejecución, no participa el amplio abanico de la diversidad social nacional.
Un acuerdo que, apunte en esa dirección, tiene que tener un carácter pluriclasista, pero con un alto sentido democrático.
Hay que tener claro que, la deuda externa, no puede ser el pretexto de los acreedores, Ifis, FMI, para para condicionar y arruinar al país.
El país tiene que recuperar su soberanía venida a menos al igual que exponer un real rostro de independencia.
La gobernanza que centra su hacer mediador, en políticas y prácticas excesivamente centralista, del yo mando y todos obedecen, fracasará rotundamente.
Lo anterior, tengo la impresión, que no lo entienden nuestros políticos (policastros).
Lamentable la realidad en que la partidocracia reinante se conduce sin propósitos reales de patria.
No podemos seguir con posturas como la de grupos económicos que, se conducen, como si el país fuera exclusivamente de ellos.
Esos sectores poco aportan al desarrollo. Contradictoriamente son los que más se benefician de la brutal y pesada deuda externa. Se sienten cómodos con el carácter regresivo de las tributaciones y nadie de ellos habla de la necesaria reforma tributaria que produzca justicia tributaria.
No puede ser un acuerdo nacional, que cargue sobre las grandes mayorías, el peso de los grandes problemas que enfrenta el país.
Basta ya, que sean los trabajadores y sectores medios de la sociedad, con la mayor carga de la tributación.
Un acuerdo nacional, tiene que implicar un revolcón tipo sunami, que purgue la corrupción y el país vuelva, si alguna vez existió, por los caminos de una gobernanza transparente y democrática.
Lo anterior es el real plan para salir del empantanamiento en que nos encontramos.
Lo demás es misa, hierva de pasto y pura demagogia.
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