Por: José Dídimo Escobar Samaniego
Cuando una persona sufre de una pérdida de la vergüenza que, nos debe acompañar a todos de manera normal y que, consiste en un sentimiento de pérdida causado por una falta grave cometida o por haber quedado expuesto ante un escenario importante de actos bochornosos y que avergüenzan, estas personas deben tomar la decisión irrevocable, si les queda algo de honor, salvar la vergüenza, a través de la renuncia de cualquier posición, si la ocuparen, para no seguir cayendo en el insondable camino de la deshonra y el deshonor.
No obstante, después de siete días desde que la Corte Suprema de Justicia diera a conocer el fallo de la inconstitucionalidad de la Ley 406 del 20 de octubre pasado, Ministros del Gabinete de Cortizo que, teniendo contratos de construcción con la empresa minera, así, como diputados en igual condición, en abierta colisión contra los intereses del Estado panameño y siendo esas mismas personas las que, en abierto conflicto de intereses, aprobaron a nombre del Consejo de Gabinete y la Asamblea Nacional, el leonino contrato que, en el examen de la Corte, resultó con violación de por lo menos 25 artículos constitucionales, lo cual reitera y confirma plenamente la conducta típica, antijurídica y culpable que, está establecida en nuestro ordenamiento penal positivo en los Delitos contra la Personalidad Internacional e interna del Estado y básicamente atiende la traición a la patria, como en efecto se consumó sibn lugar a dudas.
Hasta ahora, solo se conoce de la renuncia de un solo ministro y del resto, como si su conducta nunca hubiera ocurrido o por el contrario, fuera digna de encomio y reconocimiento.
El gobierno necesita oxigenarse, lavarse la cara, su actitud y conducta desarrollada con el respaldo de la Cámara de Comercio, CONEP y APEDE, nunca estuvo del lado de la razón y la sentencia lo prueba. Es evidente que, el país no le otorga ninguna confianza al gobierno, solo una parte del empresariado. Para lo que viene, incluyendo la ejecución de la sentencia y el manejo del proceso electoral que de garantías a todas las partes, se requiere recuperar la confianza pública que la mayoría del actual gabinete no puede garantizar .
El presidente Cortizo debe rodearse de gente con prestancia para las tareas que le quedan por delante, en los menos de siete meses que le quedan a su gestión. Si no lo hace, obliga al país a un innecesario clima de incertidumbre que genera la desconfianza de un equipo que no tuvo la entereza para guardar la Constitución a pesar de que fueron advertidos oportunamente por la asesoría jurídica del Estado y tampoco han tenido la vergüenza para dejar las manos libres al presidente y no continuar haciéndole daño al país.
¡Así de sencilla es la cosa!
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