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Volvemos a tiempos superados

Por: José Dídimo Escobar Samaniego

Recientemente el país ha sido sorprendido con un acuerdo entre el gobierno panameño y el de EE.UU., para la reactivación, después de muchos años, del Cuerpo de Paz, un organismo de supuestos voluntarios norteamericanos que, participan de un programa de entrenamiento que implica primeramente una fase de intensa inducción teórica y luego son asignados a áreas especialmente apartadas, donde los miembros recaban información de todo tipo, basada en una técnica metodológica de investigación cualitativa que, requiere buscar un pretexto de alguna obra social en la comunidad, ganarse la confianza de esa comunidad y luego la extracción, en forma muy natural, de la información de carácter sociológico, económico, cultural, geográfico, histórico, incluso información política que sea de utilidad a los organismos de inteligencia de EE.UU. y de ese proceso se deriva un aprendizaje en los voluntarios que, los capacita para ser futuros agentes u oficiales de inteligencia del gobierno de los Estados Unidos.

El pretexto empieza por el nombre. “Los voluntarios del Cuerpo de Paz trabajan junto a miembros de la comunidad en proyectos para beneficio de sus habitantes en educación, salud, medio ambiente, agricultura, desarrollo económico comunitario y desarrollo juvenil”.

“A través del voluntariado, los miembros de la red del Cuerpo de Paz desarrollan “habilidades” y perfeccionan competencias interculturales que los posicionan para convertirse en la próxima generación de líderes mundiales. Desde que el presidente John F. Kennedy estableció el Cuerpo de Paz en 1961, más de 240,000 estadounidenses han servido en 142 países de todo el mundo. Este mecanismo fue creado inicialmente como una forma de contener a inicios de la década de 1960, la enorme simpatía que generaba la naciente revolución cubana y las ideas socialistas. En aquel entonces el presidente Kennedy firmó un memorándum para habilitar este organismo y responder el desafío que representaba la revolución cubana.

El día de ayer fueron juramentados 15 ciudadanos estadounidenses como nuevos miembros del Cuerpo de Paz. La ceremonia de juramentación, que tuvo lugar en la residencia del embajador de Estados Unidos, marca el regreso de los voluntarios a Panamá. Estados Unidos, mientras tanto después de casi 5 años, aún mantiene su embajada atendida por un encargado, porque la propuesta como titular aún no ha sido ratificada por el Senado, lo que significa claramente, la importancia que EE.UU. le otorga a las relaciones con Panamá.

Por invitación del gobierno panameño, los “voluntarios del Cuerpo de Paz” se trasladarán a diversas comunidades en el país, incluyendo algunas en zonas de difícil acceso, para realizar labores de conservación medioambiental, liderazgo juvenil, agricultura sostenible y salud comunitaria, todas, pretexto. Durante su servicio en el país, los voluntarios trabajarán en coordinación con el Ministerio de Salud, Ministerio de Ambiente, Ministerio de Educación, Ministerio de Desarrollo Social, Ministerio de Desarrollo Agropecuario y autoridades de la comarca Ngäbe-Buglé, (lugar este último que, representa especial interés, por el cada vez mayor protagonismo de esta etnia en el devenir nacional).

Anni Galdames, directora del Cuerpo de Paz en Panamá expresó que “Estamos emocionados porque podrán volver a las comunidades para trabajar hombro a hombro con sus habitantes”. Nosotros sabemos que, es la cobertura a todo un plan en que el país se ha alineado con intereses que ponen en duda esa generosidad tan cacareada venida del norte.

Volvemos sesenta años atrás, en estas relaciones en que, por ejemplo, Estados Unidos despliega a sus futuros agentes de inteligencia en nuestro país, pero no permite que una delegación de jóvenes panameños desee ir a convivir con campesinos de Colorado o con jóvenes en Brooklyn, en el Bronx o en Los Ángeles. Una relación a todas luces donde está ausente la bilateralidad y se impone el interés del que tiene mayor fuerza y que nos quiere moldear a su antojo y sometimiento dentro de su esfera de dominio geopolítico.

El gobierno nacional incurre en un acto de suprema genuflexión, desconociendo nuestra historia nacional y toda nuestra lucha por la liberación nacional y la acción genocida de la invasión norteamericana del 20 de diciembre de 1989, donde todavía no sabemos dónde pusieron los cadáveres de miles de compatriotas asesinados cobarde y cruelmente con la más moderna tecnología que experimentaron en nuestro suelo.

¡Por una Patria Digna, Decorosa y Decente para Todos!

¡Así de sencilla es la cosa!

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