El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Ramiro Guerra M.
Abogado, escritor y cientista político.
En una ocasión, le escuché al Dr. Cesar Quintero decir que, las comparaciones suelen ser de mal gusto y más cuando traducen verdades.
En Panamá, la embajadora de los Estados Unidos, se conduce con una libertad tal que pareciera ser una funcionaria del estado panameño.
El gobierno pasado, de Laurentino Cortizo, le permitió intervenir sobre asuntos internos. La cancillería calló frente a esas interferencias.
Hay indicios que sobre lo anterior, nada cambiará.
Recién la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ha imprecado a la embajadora de USA en ese país, que deje de intervenir en los asuntos internos de Honduras; fue más lejos, acusó a esta señora embajadora, de atentar contra la institucionalidad del país.
Igual, la presidenta Castro, dio por finiquitado el tratado de extradición.
Un hecho relevante, las fuerzas armadas de Honduras se pronunciaron positivamente y a favor a Castro, que consideran la comandante del cuerpo armado como lo establece su constitución política vigente.
En un artículo de opinión, señalé, que la soberanía, la independencia y la dignidad, son atributos fundamentales de todo estado. Dicha máxima está plasmada en la Carta de las Naciones Unidas y su estatuto.
Los gobernantes, que menosprecian tales atributos de los estados, colocan a estos, en una especie de caricatura de estado. Se prestan para diezmar el sentido de personalidad propia.
En nuestro caso, Panamá, no me cansaré de escribir y señalar que, los Estados Unidos, no tiene derecho a intervenir unilateralmente en nuestro país.
No olvidamos, cuando la embajada de los Estados Unidos, fue el epicentro, para forjar y forzar una alianza electoral. Una descarada intervención en los procesos electorales.
En las últimas elecciones, todos los candidatos, se prestaron para hacerle ese juego a los Estados Unidos. Fueron convocados a la embajada yanqui, como si fuera obligatorio rendirle pleitesía a esa funcionaria gringa.
Pasadas las elecciones, la sra. Aponte, continúa opinando sobre temas que son de exclusivo manejo y competencia del país y los panameños.
Una cosa es tener y alentar buenas relaciones con el pueblo estadounidense y su gobierno. Pero tienen que ser relaciones de respeto a nuestra soberanía, independencia y autodeterminación.
Xiomara Castro, ha sido clara; nada de violar la soberanía de su país.
Lo he escrito, un error conducir las relaciones internacionales desde un enfoque unilateral. Esa posición, de que los Estados Unidos, determina el cómo conducirnos en el mundo y en particular la región latinoamericana.
Latinoamérica, hoy se juega ser o no ser. Panamá, tiene historia de ejemplar sentido bolivariano. Igual, el Dr. Justo Arosemena, fue enfático de caminar por los senderos de países realmente libres y también alertó sobre lo que sería el imperialismo yanqui.
El Monroísmo, hoy ideología con que se conduce los Estados Unidos, para doblegarnos en la mira de hacerse del control de nuestras riquezas naturales.
A pesar de lo anterior, los pueblos latinoamericanos, no se doblegan y el pendón de la defensa de nuestra dignidad y soberanía, continúa siendo tema de agenda patria.
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